Tener miedo y dudas en ciertas situaciones en las que tenemos que decidir, es perfectamente normal, además de humano. Pero no sólo es normal y humano, también es recomendable. Porque esas dudas y ese miedo nos permitirán valorar los pros y contras de lo que pensamos hacer; nos impedirán ser impulsivos y arriesgados, nos servirán, para prever posibles dificultades, y planificar bien lo que vamos a hacer.
Pero claro: una cosa es que nos sirvan para ser precavidos y prudentes, y otra muy diferente que el miedo y la duda sea tal que nos bloquee y no nos permita hacer nada, ni decidir nada.
Dicho de otra manera: si hay algo que quieres hacer pero te da miedo, ese miedo debe servirte para ser prudente y no asumir excesivos riesgos, aún sabiendo que siempre puede haber dificultades e imprevistos. Para lo que no debe servir, es para bloquearte y no dejarte llevarlo a cabo.
Por lo tanto, la idea no es tener total seguridad ni control absoluto sobre todos los factores, porque eso es imposible. La idea es tener confianza en ti y en qué tendrás recursos para afrontar las dificultades que se presenten.
Como imaginarás, de lo que quiero hablarte en esta ocasión es de cómo tomar decisiones, cuando tienes tantas dudas y tanto miedo que no eres capaz de tomar ninguna.
El exceso de inseguridad no nos deja decidir
Si este es tu caso, si la inseguridad a que las cosas no salgan bien no te deja tomar una decisión, hay una cosa que debes tener en cuenta. Y es que muy pocas veces, por no decir ninguna, vas a tener la seguridad absoluta de que saldrá bien; de que tu decisión será la correcta, de que no habrá ningún riesgo, eso es prácticamente imposible.
Cualquier decisión que tomes tendrá alguna ventaja y alguna desventaja, algo que ganas, pero también algo a lo que tendrás que renunciar, eso es inevitable. Si hubiera alguna decisión en la que todo fueran ventajas, sería muy fácil decidir ¿no crees?
Por tanto habrá que aceptar que no hay una decisión correcta del todo, porque todas tendrán algo bueno y algo no tan bueno. Que siempre habrá algún riesgo, y que éste habrá que asumirlo con prudencia y autoconfianza. Es decir, haciéndolo lo mejor que puedas…esperando que salga bien, pero estando preparado para lo que pueda salir mal.
Esta es la manera en que se gana confianza, asumiendo con precaución los riesgos con los que siempre te vas a encontrar; resolviendo los problemas que vayan surgiendo para ir ganando seguridad, si no lo haces así, no harás nunca nada.
Qué es lo que realmente nos da miedo
Todos, incluso las personas más indecisas, sabemos lo que queremos y lo que no: al menos en la mayoría de las ocasiones. Y los miedos o las dudas que podamos tener ante una decisión a tomar, no es en sí tomar la decisión: sino el miedo a lo que pueda pasar después de haber decidido eso.
Miedo al fracaso
Por ejemplo, que la decisión que tomemos sea un auténtico fracaso, es una de las cosas que más miedo nos suele dar. Y es que, claro está, nadie nos podrá asegurar que, sea lo que sea, será un éxito, si fuera así, la cosa sería muy fácil.
Lo que podemos hacer en estos casos, es buscar toda la información que podamos, sobre aquello que queremos hacer, cuáles son los riesgos que tiene, con qué problemas te puedes encontrar, qué recursos tendrías para resolverlos, etc, para ir con un poco más de seguridad.
Aún así, lo que pase después, no es predecible al cien por cien. Por tanto, si es algo que quieres hacer y analizado todo lo anterior, deberás valorar la posibilidad de asumir un poco de riesgo.
Miedo a hacer daño
Otro de nuestros miedos, es que la decisión en cuestión, haga daño a alguien o a nosotros mismos. Pues mira, está claro que hacer o hacernos daño porque sí, con la sana intención de sufrir, no es para nada una buena idea.
Ahora que, si ese daño inicial será para estar mejor a más largo plazo, tal vez será cosa de valorarlo con tranquilidad, porque, la idea es poder estar mejor, siempre.
Por ejemplo, si lo estás pasando mal con tu pareja y piensas en romper, sabes que en principio lo vas a pasar mal, y tu pareja también. Pero a más largo plazo, quizás sea lo mejor para los dos, y muchas veces, se hace necesario tomar decisiones dolorosass, para estar mejor después.
Miedo a disentir
Por último, hay quien duda en tomar una decisión, porque piensa que hay gente en su entorno que no estará de acuerdo con ella. En este punto, no me queda otra opción que decirte que, quien debe estar totalmente de acuerdo con esa decisión, eres tú mismo.
Las personas de tu entorno podrán estar más o menos de acuerdo, pero al final, no les quedará otra que aceptar tu elección. Si no lo hacen, el problema será de ellos, no vas a poder complacer a todo el mundo y a ti al mismo tiempo, así que, empieza por ti.
¿Qué pasa cuando tienes que elegir una opción entre varias?
Te daba algunas pinceladas para reducir los diferentes miedos ante una decisión que debas tomar. Pero… qué pasa cuando has de elegir entre varias alternativas? Por ejemplo, entre varios modelos de coche, entre varias zonas donde comprarte una casa, varios destinos a donde ir de vacaciones, o, aunque esto sea menos frecuente, entre dos o más ofertas de trabajo.
- Primero que nada, sería bueno que tuvieras toda la información posible de cada una de las opciones. Si te falta información de una o de más de las opciones que tienes, no podrás elegir lo que realmente te interese.
- Una vez que tengas toda la información que te sea posible obtener, piensa en cuál es tu objetivo final, qué es lo que tú quieres conseguir.
- Apunta todas las opciones que estás barajando y haz una lista con pros y contras que tiene cada una de ellas. Te aseguro que todas tendrán su parte buena y su parte mala.
- Una vez hecho esto y en función de cuál sea tu objetivo final, valora cuál de las opciones se ajusta mejor a él. Cuál de esas opciones tiene la mejor ventaja para ti y que opción tiene el inconveniente que menos te molestará, el que menos te importe soportar.
Sé que ver todo esto por escrito, hace que parezca muy fácil y que después no lo sea tanto. Pero, recuerda que la inseguridad te hará plantearte las posibles dificultades, y, la confianza te hará valorar cuáles son los recursos que tienes para enfrentarte a ellas.
En esto último es en lo que debes centrarte y, piensa una cosa, si no decides, nunca harás nada de lo que quieres hacer.
Rosa Armas
Colegiada T-1670