Quizás hayas pensado que me he equivocado, porque de lo que tú has oído hablar sin duda es del síndrome de estrés post traumático, y no del estrés post romántico.
Pero no, no me he equivocado. Quiero hablarte exactamente de eso, del síndrome de estrés post romántico.
¿Qué es el síndrome de estrés post romántico?
Ya sabes que, cuando te enamoras, no tienes ninguna duda de que lo estás. Porque las mariposas en el estómago las sientes de verdad, porque cuentas los minutos que te faltan para poder ver a esa persona, y porque la pasión y la atracción sexual que vives en ese momento son tan intensas, que no tiene confusión alguna.
Ese bienestar que sientes, unido a los diferentes mensajes que desde siempre nos han llegado a través de canciones, cuentos o películas; en los que nos informan de que el amor romántico consiste en que la pasión y la atracción sobreviven al paso de los años…en que el amor puede hasta con el peor de los problemas. Y que además, esas mariposas nunca van a dejar de aletear. Todo esto nos hace creer que esto durará con la misma intensidad, por mucho tiempo.
El problema llega cuando esa idealización del amor romántico que nos han vendido, y que nos hemos creído a pies juntillas, comprobamos que no coincide con lo que estamos viviendo en nuestra realidad. Es decir, no coincide con la relación de pareja que nosotros tenemos. Y entonces, puede ocurrir que nos decepcionemos, y sintamos frustración y tristeza.
Eso es exactamente el síndrome del estrés post romántico, la tristeza, frustración y hasta la desilusión que sentimos al darnos cuenta de que lo habíamos entendido mal.
De que el amor romántico se acaba, para dar paso a un amor de compañeros, un amor más sereno y seguramente más profundo. Sentimos que la pasión ya no es la misma, que las mariposas han desaparecido, y entonces, ese cambio en las sensaciones que nos produce la relación, la podemos interpretar no como algo natural e inevitable; sino como la certeza de que la relación va mal, y de que tal vez, sea necesario romper con ella.
El término de estrés post romántico, fue acuñado por el psicólogo estadounidense, Robert Sternberg, quien afirmó que “la evolución natural de una relación de pareja, es pasar de la pasión al compromiso”.
Cuando esto no ocurre así, cuando se acaba la fase de enamoramiento sin que se hayan creado otros vínculos más profundos, la relación está en peligro. Este síndrome no está considerado como un trastorno psicológico, pero es tan frecuente, que cada vez hay más personas que cambian de pareja cada poco tiempo. Es decir, cada vez que se acaba esa fase de enamoramiento y de pasión intensa que se da en todos los principios.
¿Por qué se produce este síndrome?
Como te decía antes, la literatura acerca de lo que son las relaciones de amor romántico, nos han creado una serie de expectativas que, con un poco de tiempo hemos visto que no se cumplen ni por casualidad. Sin duda, esta es una causa de peso para que se llegue a sufrir el síndrome de estrés post romántico.
Pero no es el único motivo. Hay otro muy importante que escapa a nuestro control. Y es que, en esa primera etapa del amor, nuestro cerebro libera una gran cantidad de sustancias químicas que nos dominan.
Esas sustancias producen, por ejemplo, las ganas de tener sexo con frecuencia. Pero además, hacen que ignoremos los defectos que pueda tener nuestra pareja. Pasada esa primera etapa que puede durar entre un año y año y medio, nuestro cerebro vuelve a su estado normal. Entonces, es la cruda realidad la que se impone, y todo deja de ser tan perfecto como lo veíamos antes. Es en este momento cuando muchas parejas pueden sufrir este síndrome.
Algunas de ellas lo podrán superar, porque habrán creado un vínculo fuerte, habrán sabido llevar bien el cambio de la pasión al compromiso y verán que hay otras cualidades en su pareja que les compensan. Otras en cambio, no lo podrán soportar, y terminarán, inevitablemente, en una ruptura.
Qué puedes hacer si aparece el síndrome de estrés post romántico.
Es posible que aparezca porque, como te digo, es muy frecuente. En ese caso, hay algunas cosas que podrías tener en cuenta, antes de decidir que la relación se tiene que terminar.
- En primer lugar, es conveniente empezar por donde casi siempre, que es, aceptar que eso es así. Que ese cambio es lo normal y que, únicamente pasamos a otra etapa. Esa etapa, no tiene por qué ser ni mejor ni peor que la anterior, simplemente es algo distinta. Pero, aceptar esta situación no significa que tengamos que entrar en la rutina y el aburrimiento y no tener metas comunes. Al contrario, es entonces cuando sería buena idea planificar un futuro en conjunto, teniendo en cuenta que no se deben perder los espacios, tiempos y metas de cada uno por separado.
- Una vez aceptado ese cambio, no debes confundir la disminución de la pasión, con la pérdida del amor. No es lo mismo. Que la pasión que había en un principio disminuya , como te digo, es lo normal; además de que es inevitable y no quiere decir que ya no exista amor. Cuando te das cuenta de que esto ha ocurrido, lo mejor es hablarlo con la pareja para buscar otras formas de motivación con respecto al sexo. Se puede conseguir que este aspecto sea igual de satisfactorio, aunque sea menos frecuente.
- Por otra parte y como te decía, se empiezan a detectar defectos en el otro en los que no habíamos reparado. Lo que puedes hacer en este caso, más que centrarte en los defectos que tiene tu pareja, es centrarte en sus virtudes y en los aspectos que te hacen feliz de ella. Si te centras en los defectos y se los recriminas, sólo crearás conflictos y malestar. Al mismo tiempo, puedes fijarte en qué cosas podrías corregir de ti mismo, que seguro que alguna hay, y de esta forma, podrás crear una relación más armoniosa.
Todo lo anterior, te puede servir para llevar un poco mejor ese cambio que se da en todas las relaciones. Pero sólo servirá si has creado un vínculo lo suficientemente estable durante la primera fase. Ya que, si todo ha sido únicamente atracción, será difícil convertirla en una relación de amor más profundo.
Rosa Armas
Colegiada T-1670