Qué hacer si te sientes cansado

te sientes cansado

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¿Quién no se ha sentido alguna vez así? Cansado, con la sensación de haberse quedado sin fuerzas y desmotivado para hacer casi cualquier cosa…

Es una sensación bastante desagradable que todos hemos tenido, y lo peor es que muchas veces no sabemos ni por qué nos está pasando eso. Y claro, nos lo preguntamos ¿por qué me siento tan cansado? ¿por qué no tengo ganas de hacer nada? 

Son muchas las causas por las que nos podemos sentir de esta manera, y de eso es de lo que te hablaré en esta ocasión. 

¿Por qué me siento cansado y sin fuerzas? 

Como te decía, en ocasiones nos podemos sentir de esta manera y no entendemos por qué. Supuestamente no habría ningún motivo: comemos bien, dormimos bien, no hacemos en general grandes esfuerzos…y aún así no tenemos energía. 

Mucha gente con estos síntomas puede llegar a pensar que está pasando por una depresión. Y aunque alguna vez podría ser esa la causa, no siempre es así.

Lo más frecuente es que esto se produzca por una mezcla de factores físicos y psicológicos, e incluso, por malos hábitos. Pero también puede ocurrir por la existencia de alguna patología, de alguna enfermedad física que tenga como síntoma principal el cansancio…pero que aún no sabemos que está ahí. 

Ese conjunto de síntomas que son: la fatiga, la apatía, el cansancio, la falta de energía y la desmotivación, forman parte de lo que se llama la astenia. 

¿Qué es la astenia? 

Es probable que hayas oído este término, relacionado con la primavera (la astenia primaveral). Sin embargo, no tiene por qué darse únicamente en esta estación del año; de hecho se da en muchos otros momentos. 

La astenia es la sensación de debilidad y falta de energía generalizada, tanto física como mental. Esto se traduce en la incapacidad  para iniciar y mantener casi cualquier actividad. 

Curiosamente, esta sensación de cansancio físico y apatía puede estar relacionada con muchos aspectos que pueden ser problemas físicos, o tal vez no. Entre los que no son físicos estaría por ejemplo nuestro estado de ánimo; o algunas situaciones y vivencias negativas por las que hayamos tenido que pasar. Que como te digo, pueden influir en la sensación de cansancio y falta de energía.

Por lo general, el cansancio (a pesar de que resulta una sensación desagradable) tiene una función adaptativa. Y es que nuestro cuerpo nos está avisando de que empieza a tener una falta de recursos, o bien de que esos recursos están llegando a su límite. Por tanto, de lo que nos avisa nuestro organismo, es de que tendríamos que hacer algo para intentar recuperar esa energía: ya sea descansando más, cambiando hábitos de alimentación, e incluso teniendo un poco más de actividad. Que aunque te suene raro, puede ser uno de los motivos. 

Todo este cansancio y falta de energía, si no le ponemos remedio, puede llegar a convertirse en un estado de fatiga extrema; en el que cualquier cosa que queramos hacer se convierte en un auténtico calvario.

Este estado de astenia no tiene por que ir acompañado de tristeza…pero sí que suele acompañarse de decaimiento y algo de desesperanza.

¿Cuáles son las causas de la astenia? 

Son muchas, como te supondrás, las posibles causas de ese estado de cansancio y falta de energía. Y en algunas ocasiones, son hasta la mezcla de varias de esas causas. Te cuento cuáles son los motivos más frecuentes. 

Alteraciones del sueño 

Por supuesto, uno de esos motivos es la falta de sueño. Ya sea por pocas horas de sueño, o por la ausencia de lo que se llama sueño reparador. Es decir, el sueño que nos permite descansar bien y recuperar toda la energía física y mental que gastamos a lo largo del día. 

Los especialistas recomiendan dormir entre siete y ocho horas, aunque eso también depende de las necesidades de cada persona. Se aconseja tener unos horarios fijos de sueño siempre que sea posible. Además de hacer algo de ejercicio, evitar los excitantes a última hora del día y realizar alguna actividad relajante antes de irse a dormir.

Cuando no dormimos el tiempo suficiente o no recuperamos energía con el sueño, no vamos a tener un buen rendimiento y eso, llevará a desmotivarnos. 

Problemas en la alimentación 

De la misma manera que nuestro cuerpo necesita el sueño para recuperar energía, también necesita una alimentación sana y equilibrada. 

Por lo tanto, la falta de algunos alimentos (de algunas vitaminas por ejemplo) que nos resultan necesarios, puede llevarnos a un estado de cansancio y la falta de energía para funcionar correctamente. 

Pero además, ten en cuenta que es también importante una buena hidratación. Así que además de comer sano, no olvides beber agua con frecuencia.

El agotamiento 

Cuando ponemos al límite nuestra energía, cuando hacemos más esfuerzo del que podemos soportar  y terminamos agotados, también podemos terminar con astenia. Y ese agotamiento puede ser tanto físico como mental, dependiendo de cuál haya sido el esfuerzo realizado.

Podemos agotarnos físicamente, por realizar un gran esfuerzo físico. Pero también podemos agotarnos mentalmente. Un exceso de trabajo, por ejemplo, puede ser la causa de agotamiento.

Con este agotamiento, sí que podemos tener las ganas de seguir funcionando, o mejor dicho, la intención de seguir, pero no tendríamos las fuerzas para ello.

La ausencia de metas y objetivos 

Tener nuestros objetivos y metas a conseguir, nos ayuda a tener ilusión y a estar motivados para intentar lograrlos. Cuando en tu vida no hay objetivos que cumplir, y por tanto no hay ilusiones, es muy probable que te invada la apatía y la desmotivación.

Claro que en ocasiones puede ocurrir que sea la frustración por alguna meta que no logras alcanzar, la que puede provocarte esa apatía. Por tanto, si te ves en esta  situación, sería bueno que revisaras tu lista de metas a conseguir. Porque, si no tienes ninguna, quizás esa sea la causa de tu desánimo y de tu sensación de cansancio.

Y en el caso de algunas metas difíciles de lograr, sería bueno ser realista con ellas y plantearse si tal vez habría que cambiar de propósitos. 

La ausencia de actividad 

Te decía antes que la astenia se puede producir por un exceso de esfuerzo, y el agotamiento que eso conlleva. Sin embargo, no tener nada de actividad también produce en algunas personas ese cansancio y apatía. 

Quizás has dicho alguna vez eso de «por qué estoy tan cansado si no hago nada» Pues es eso exactamente, el exceso de inactividad (aunque no te lo creas) produce cansancio y más inactividad. 

Además, el tener muy poca actividad física habitualmente hace que plantearte hacer cosas (por poco que sea) se te hará muy pesado.  

Estar pasando por una experiencia negativa 

En esta causa pueden entrar  muchas situaciones. Puede haber sido la pérdida de un ser querido, un cambio importante en la vida que no ha resultado positivo, cualquier situación que se haya podido vivir como algo traumático…

En resumen: cualquier cosa que te haya afectado de manera importante, podría ser la causa de que ahora te sientas desmotivado y sin energía para funcionar normalmente.

El estrés 

Ya sabemos que a veces la vida, o el entorno,  nos demanda atender a muchas cosas, casi a la vez. El trabajo, la casa, los niños, las actividades extraescolares, los compromisos sociales, y alguna cosa más, nos llegan a generar estrés. 

Ese estrés mantenido en el tiempo, tiene muchas consecuencias negativas, tanto físicas como psicológicas. Y claro, una de ellas es ese cansancio y falta de energía del que estamos hablando. 

Algunas enfermedades físicas 

Como te decía más arriba, hay algunas enfermedades que tienen como síntoma principal (o al menos uno de ellos) el cansancio físico. 

Las enfermedades relacionadas con el sistema endocrino, la anemia, o la fatiga crónica, son algunos ejemplos de esas enfermedades que tienen como consecuencia la falta de energía y el cansancio. 

La ansiedad 

La ansiedad también tiene su función adaptativa. Prepara a nuestro organismo para atender a las demandas del día y también para afrontar los peligros con los que nos podemos encontrar. 

Pero claro: esa ansiedad es buena siempre que no sea excesiva y no nos desborde. 

Cuando ésta es excesiva, y aunque el cansancio y la apatía no son síntomas típicos de la ansiedad, sí que pueden surgir como consecuencia de ella. 

El exceso de preocupación, el estar siempre alerta con todo y esa gran activación fisiológica, pueden llegar a producir cansancio y falta de energía.  

La depresión

Por supuesto, esta es una causa clara de tener esa sensación de apatía. Aunque ya sabrás que tiene otros muchos síntomas, la fatiga, el cansancio y la desmotivación, son síntomas bastante típicos en un cuadro depresivo. 

¿Qué hacer para resolver esta situación? 

Si esta sensación de cansancio, desánimo y desmotivación dura poco tiempo, es probable que no tenga mayor importancia. Días más bajitos de energía y de motivación los podemos tener todos en algunos momentos, y si se soluciona por sí solo, no tiene por que ser motivo de preocupación. Claro que si dura muchos días, habrá que prestarle atención. 

  • Lo primero sería buscar la causa posible de ese estado, para saber cuál sería la forma de solucionarlo. Como imaginarás, no es lo mismo tener estrés por exceso de compromisos, que estar pasando por un duelo, por ejemplo. Así que haz un repaso a tu vida de los últimos meses, a ver si encuentras el motivo. 
  • Si después de revisar las posibles causas, no encuentras cuál podría ser la tuya, tal vez una visita al médico para descartar, o en su caso confirmar alguna enfermedad, sería muy buena idea.

Si no ves la necesidad de acudir a un médico, porque sí que identificas una causa clara a tu desmotivación y tu cansancio, hay algunas cosas que podrían ayudarte. 

  • Comer de forma sana y equilibrada, dormir las horas suficientes, y hacer algo de ejercicio físico (sin llegar al agotamiento pero sin estar totalmente inactivo) son las recomendaciones más básicas que pueden ayudarte a recuperar la energía. 
  • Hacer alguna actividad que para ti sea gratificante, reservar ese ratito para ti y para hacer lo que te gusta. 
  • Mantener relaciones sociales, siempre que éstas te sean satisfactorias. 
  • Tener mucho cuidado con el exceso de pensamientos negativos, que por supuesto pueden agotarte.  
  • Saber gestionar la autoexigencia, para así evitar el estrés, son algunas otras recomendaciones que pueden ayudarte en estos casos. 

Rosa Armas

Psicóloga colegiada T-1670

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