Los Retos de Las Familias Ensambladas

familias ensambladas

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Hace algunas décadas, las familias tenían lo que podríamos llamar, una estructura más sencilla que la que tienen en la actualidad. Por supuesto, me refiero únicamente a su estructura, y no a que no tuvieran problemas que resolver ni conflictos entre sus miembros. 

Ya todos sabemos que cada año, más personas se divorcian de sus parejas. Muchas de estas personas, terminarán formando una nueva pareja y una nueva familia. 

Una nueva familia con una estructura algo diferente a la que tenían antes, con los hijos de uno, los hijos del otro, , a veces los hijos en común, es decir, los míos, los tuyos y los nuestros. 

A estas familias se las ha llamado familias ensambladas. 

Dilemas de las Familias Ensambladas o Reconstituidas

Las familias ensambladas son una realidad cada vez más frecuente. Y no dejan de presentar ciertos retos, para cada uno de sus miembros. Tendrán que funcionar con unos códigos algo diferentes a los que utilizaban las familias hace algunos años. Y esto llevará un tiempo de adaptación, para todos sus miembros. 

Vamos a hablar en esta ocasión de un tipo de familia y de relación que no es el convencional. Pero que como te digo,  se está dando con mucha frecuencia en los últimos años. Las relaciones en donde hay hijos por ambas partes, de relaciones anteriores. 

Este tipo de familias sin duda puede tener numerosas ventajas y buenos momentos. Pero por más que los miembros de la misma quieran, no será una familia tradicional. Tendrá unas características diferentes y por qué no decirlo, también tendrá unos problemas diferentes, además de los habituales en cualquier otra familia,  que habrá que saber como enfrentar. 

Sobra decir que de la misma forma que en cualquier otro tipo de familia, en las familias ensambladas, habrá que establecer  acuerdos y normas para todos los miembros de la misma. Ya que será la única manera en que la convivencia sea lo más cordial y fluída posible. 

Pero además deberán aprender a respetarse los unos a los otros, así como a negociar las diferencias, que sin duda las habrá. Por otra parte, hay costumbres, hábitos y comodidades que, es posible que tuvieran antes…pero que en esta nueva situación, quizás tengan que abandonar, o bien que modificar. 

A pesar de todo esto, es perfectamente posible crear sentimientos y vínculos con los otros miembros de la familia, igual de intensos que en las familias más tradicionales. 

¿Padrastros o Padres?

Uno de los pequeños dilemas que pueden darse en las familias ensambladas, es de qué manera denominar a los otros miembros de la familia. Es decir, si llamar mamá a la pareja de mi padre o llamarla madrastra: llamar papá o padrastro a la pareja de mi madre…o bien llamar hermanastros o hermanos a los hijos de la pareja de mi madre o mi padre. 

Parece algo insignificante pero no lo es tanto. Llamarlos “mamá” o “papá” desde luego no es lo adecuado, porque la madre o el padre de esos niños son otras personas que no están en la casa. Pero además llamarles así puede asignarles un rol que no les corresponde, al menos con esas personas con las que conviven. 

Por otra parte: desde siempre y a través de cuentos y otros medios, la palabra madrastra o padrastro, ha conseguido tener una connotación negativa. “La madrastra es la mala y la que trata mal a los niños”. 

Además estos calificativos podría ser que afectaran al cariño, y sobre todo a la proximidad que pudieran tener los niños con las parejas de su madre o padre. 

Desde luego es un tema que habría que negociar entre los miembros de la familia. Ya que va a depender de las preferencias de cada uno, pero, en principio, lo más neutro es llamar a cada uno por su nombre. 

No hablar mal de las ex parejas

Otro motivo de conflicto en las familias ensambladas suele ser el que uno de los progenitores, hable mal del padre o madre biológicos de los hijos de su pareja, es decir de el o la ex de su pareja. Si estás en esa situación, créeme, por muy de peso que sean tus argumentos, mejor no te metas en eso. 

Si tienes algo que opinar, háblalo con tu pareja en privado, pero no delante de los niños. Eso puede crearles resentimientos hacia ti. Y seguro que no es eso lo que quieres, lo que querrás es que te tengan cariño y respeto.  Su madre o su padre biológico lo van a ser siempre, eso no vas a poder cambiarlo. 

Si los niños tienen que tomar alguna decisión con respecto a ellos, que lo hagan en su momento y por sus propias razones, no por las que tienes tú. Si por el contrario, eres la madre o padre biológicos, no les hables a los niños mal de la nueva pareja de su padre o madre. Vas a influir en ellos más de lo que te crees y, lo único que puedes conseguir con eso es crear conflictos entre todos y a la larga puede pasarte factura.  

Respetar el tiempo con los hijos biológicos

Es importante también que respetes el tiempo de intimidad entre tu pareja y sus hijos biológicos.  Es necesario que puedan mantener ese tiempo y ese espacio íntimo que tenían con su familia anterior, y que no tienen por que perder, sólo porque hayan decidido formar una nueva familia. 

Esos momentos son importantes para las confidencias entre padres e hijos, para expresar miedos o preocupaciones, para pedir ayuda o consejo…en definitiva, para tratar temas entre padre e hijo y en los que no tiene por qué entrar nadie más. 

De la misma forma, tú debes organizar tu tiempo para poder mantener esos momentos privados con tus hijos en los que no debe participar tampoco nadie más. 

Compartir actividades en conjunto

Y, de la misma forma que es importante respetar la intimidad de cada padre con sus hijos, también lo es promover actividades en las que puedan participar todos los miembros de la nueva familia. 

Establecer normas en casa para todos está bien y es necesario. Pero el tiempo de ocio y diversión compartido, ayuda a que se estrechen los lazos de cariño entre todos los miembros. Una tarde de cine o una excursión, puede ser divertido tanto para mayores como para pequeños. 

Negociar acuerdos para la educación de los hijos

En cuanto a la educación de los niños, ya sea de los tuyos o los de tu pareja, lo mejor siempre es negociarla con tu pareja. Podría ser que tú tengas una manera de actuar, por la forma en que te han educado a ti, por ejemplo,  y tu pareja tenga otra. Así que, lo mejor es llegar a acuerdos sobre ese tema, para evitar conflictos y reproches. 

No asumir roles que no corresponden

Otra cosa importante que hay que tener muy en cuenta es, no intentar ocupar un puesto que ya está ocupado. Quiero decir con esto que, no asumas las funciones del padre o la madre de un niño, si tú no lo eres. 

Por ejemplo, si el padre del niño lleva a su hijo a entrenar a fútbol dos veces a la semana, la pareja de la madre, no debe ocupar ese puesto, porque ya está ocupado por su padre, a no ser, que se le pida explícitamente. 

Y así, con todo lo que le corresponda a su padre o su madre biológicos, así que, lo mejor es que la nueva pareja, busque algún lugar que sí pueda ocupar con respecto a los hijos de su pareja. 

No demostrar preferencias

Sin lugar a dudas, el amor que sientes por tus hijos, no podrás sentirlo por los hijos de tu pareja, pero, en la medida en que puedas, no demuestres preferencias delante de ellos. Todos son niños y todos merecen y desean la misma atención y cariño. 

El error mas frecuente en las Familias Ensambladas

En realidad, todas estas cosas que he planteado son aspectos que se pueden resolver bastante rápido, incluso diría que son cosas de sentido común. 

Sin embargo, el error más frecuente en las familias ensambladas, puede ser la creencia de que cuando los adultos toman la decisión de irse a vivir juntos, ya está formada la familia, ya todos nos vamos a querer mucho y vamos a vivir felices y tranquilos y, nada más lejos de la realidad. En primer lugar, porque el que una persona quiera mucho a su pareja, no quiere decir que vaya a querer mucho a sus hijos, ni que éstos la vayan a querer a ella. 

En un principio por lo menos, puede haber problemas relacionados con la aceptación de todos los miembros de la familia. 

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que, todos los miembros de una familia de este tipo, tanto los adultos como los niños,vienen de una ruptura anterior, es decir, de un duelo.  Y, por lo general, no todos están en la misma etapa de ese proceso. 

Por ejemplo, puede que un padre ya haya superado su proceso de duelo por la ruptura con su ex pareja, pero quizá el hijo está aún en la fase de negación, con lo que estará esperando que sus padres vuelvan a estar juntos, y por tanto, no aceptará a la nueva pareja de su padre. 

Por tanto, hay que decir que el ingrediente más importante para que se pueda formar una nueva familia, es mucha dosis de paciencia y cariño.  Hay que tomarse su tiempo para formar una nueva familia como estas y, además, hay que respetar los tiempos de los otros miembros de la misma. 

Además de la paciencia, que sería ese ingrediente fundamental en la convivencia, no puedes olvidarte de la negociación. Algo que es necesario en todas las familias, pero mucho más en una de este tipo. Hay que negociar casi todo, las normas, los horarios, las tareas, las necesidades de cada uno, los espacios privados, y un largo etc. 

Cómo manejar las relaciones de Pareja cuando uno de los dos miembros tiene Hijos

Como te decía, en la actualidad, es totalmente normal tener una relación de pareja cuando hay hijos de relaciones anteriores.  

Debido al gran número de divorcios que hay cada año, es casi más fácil enamorarte de una persona divorciada y que ya tenga hijos; que encontrarte con alguien que no los tenga. Es muy común comenzar a construir una pareja, cuando hay hijos por una parte, por la otra o por las dos. 

Y a pesar de lo frecuente que es construir una nueva pareja cuando hay hijos, no deja de ser una situación que provoca cierta inquietud. Y a veces, hasta un poco de miedo.

A algunos les puede preocupar no ser aceptado por los hijos de su actual pareja. Mientras que a otros, el que sus hijos no terminen de aceptar a su nueva pareja. Por lo tanto, es una situación que puede provocar bastante estrés a todas las partes.

Así que, vamos a ver cómo gestionar las relaciones de pareja, cuando uno de los dos miembros ya tiene hijos de una relación anterior. 

Cuando eres tú quien tiene hijos en una nueva relación

Para empezar, si eres tú la parte de la pareja que tiene hijos, es mucho mejor que no les presentes, mientras la relación no sea estable.

Claro que no puedes saber a priori, como nadie lo sabe, si una relación será más o menos duradera. Pero, si estás empezando a conocer a alguien, no tengas prisa. Espera a que la relación se afiance de alguna manera.

Tú sabes perfectamente cuándo una relación se ha estabilizado, cuándo deja de ser un simple coqueteo y se convierte en algo un poco más serio. Después ya veremos lo que ocurre. Será entonces cuando puedes ir pensando en presentarle a tus hijos a esa nueva pareja.

Si les presentas a tus hijos a una persona nueva cada poco tiempo, que para ellos es una persona intrusa en sus vidas, les crearás confusión; y terminarán por no fiarse de ninguna de ellas.

Lo ideal sería que, antes de presentar a tu nueva relación, cuando hay hijos, les hables a ellos de esa persona. Les puedes contar cómo es físicamente, por ejemplo; o qué cosas le gustan. O cómo la conociste. Es mucho mejor que los niños se hagan una idea aproximada de cómo es la persona que van a conocer, antes de conocerla.

Pero, es importante que les cuentes la verdad, porque los niños no son tontos en absoluto y se dan cuenta de todo. Eso de presentar a una pareja como un amigo, no cuela. Así que, es mejor que seas sincero/a. 

Después de que se conozcan, no debes forzar acercamientos ni sentimientos por parte de los niños, deberás respetar sus tiempos. Además, mantén la calma si hay alguna reacción negativa de tu hijo hacia esa persona, dale tiempo. Y, mientras le das su tiempo, vete programando algunos encuentros, para propiciar que se vayan conociendo un poco mejor. 

Cuando es tu nueva pareja la que tiene hijos

Si por el contrario, eres la persona que va a conocer a los hijos de tu pareja, compórtate tal y como eres, de manera natural; simplemente sé amable con ellos, pero sin excesos.

Recuerda que, para ellos eres una persona intrusa que llega a sus vidas. Así que, mejor no seas excesivamente simpático/a. Eso les puede provocar rechazo hacia ti.

Tampoco intentes establecer una amistad con ellos desde el primer día. Como te digo, eres una persona intrusa; no eres su amigo ni su amiga, así que déjalo para más adelante. 

Hechas las presentaciones, y como casi todo, se necesitará un proceso de adaptación de uno a los otros y al revés. Y eso lleva un poco de tiempo.

Es muy importante que tengas una cosa en cuenta; como te dije antes, no eres la nueva madre o el nuevo padre de esos niños. Así que no ejerzas como tal. Si te atreves a hacerlo, te puedes encontrar en algún momento con la típica respuesta de “tú no eres mi madre” o “tú no eres mi padre”, que te darán con toda la razón porque es cierto que no lo eres.

Pero no sólo te arriesgas a esa respuesta. Te arriesgas también a que el, o los niños se pongan en tu contra; y se haga prácticamente imposible tener una relación y una convivencia tranquila y cordial.

Establecer los roles de cada quien en la pareja cuando hay hijos

Por tanto, sería adecuado dejar muy claro desde el principio cuál es el papel que desempeñará cada uno. Los asuntos relacionados con la paternidad o la maternidad, deben asumirlos exclusivamente el padre y la madre, porque esa función es exclusivamente de ellos.

Pero en el caso de llegar a una convivencia, habrá que negociar con el otro miembro de la pareja cuando hay hijos, cuáles son las competencias de cada uno. Porque esos niños en algún momento tendrán que estar solos con la persona que no es ni su madre ni su padre. Y claro, tendrán que asumir ciertas normas, como es lógico.

De la misma manera, y como te decía más arriba, en el caso de que existan hijos por las dos partes, habrá que establecer unas normas en casa. Que serán para todos las mismas, y las que todos tendrán que respetar. Deben tener claro hasta dónde puede llegar cada uno, y cuál es el rol de cada uno. Esto contribuirá al buen funcionamiento y a la buena convivencia de la familia.

Tomarse las cosas con calma

En ese proceso de adaptación, que siempre es necesario en toda situación que sea nueva, habrá que tener mucha paciencia. Porque el tiempo que llevará la adaptación va a depender de la edad que tengan los niños.

Aunque en algunos casos no ocurre, en muchos de ellos, lo que ocurre es que los niños sientan cierto recelo hacia la persona nueva. El hecho de que su mamá o su papá tengan una nueva pareja, les confirma que sus padres ya no volverán a estar juntos. Y esto es algo con lo que suelen fantasear los pequeños, con que sus padres vuelvan a ser una pareja.

Además de esto, pueden aparecer celos hacia esa persona, y/o el miedo a que su madre o padre dejen de quererle a él, por querer más a su pareja.

Todo esto lo puedes evitar, y esto es muy importante, teniendo muy buena comunicación con tu hijo. Debes mantener con él o ella muchas conversaciones en las que puedas explicarle que nunca nadie podrá sustituirle; o cualquier otra cosa que al niño pueda preocuparle.

Además, debes pasar tiempo con tu o tus hijos. Debes hacer cosas con ellos sin que esté la pareja actual; sería algo así como el tiempo privado de padre e hijo.

No compitas por la atención de tu pareja cuando hay hijos

Si por el contrario, eres la otra parte, mejor no compitas con el tiempo que pasa tu pareja con sus hijos ni con la atención que les dediqua. Ni te quejes por ello, siempre que sea en su justa medida. Primero, porque es necesario que le dedique ese tiempo; y segundo porque, si les das a elegir, podrías salir perdiendo tú. 

Lo mejor es que respetes ese tiempo que es para ellos; para tu pareja y su hijo. Además has de entender que, si ya para ti la situación no es fácil, mucho menos lo es para el niño.

Por otra parte, si eres tú quien tiene los hijos y estás bien con esa nueva pareja, no cometas el error de tomar decisiones drásticas sólo porque el niño te lo pida; o porque se niegue a aceptar tu actual situación. Como por ejemplo, dejar a esa persona porque al niño no le guste. Como decía antes, deberás tener un poco de paciencia y mucha comunicación con él. Pero también has de tener claro que sobre tu vida decides tú, no tu hijo.

Así que, puesto que es una situación que no es fácil para ninguno; si se habla mucho, se tiene paciencia y cariño, y se da a cada uno su sitio, al final se podrá llevar, con sus problemas como es normal, pero con problemas que se podrán solventar. 

Rosa Armas

Psicóloga colegiada T-1670 

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