Cuando conocemos a una persona que nos gusta mucho y que consigue enamorarnos, lo normal en un primer momento, es que no podamos quitarnos a esa persona de la cabeza, ni de día ni de noche. Mos hemos obsesionado con alguien.
Podemos incluso llegar a pensar que nos hemos obsesionado con ella; porque es posible que hagamos cosas y hasta que tomemos algunas decisiones, que nunca habríamos pensado que llegáramos a hacer.
Sin embargo, todo esto es lo normal al principio de una relación. Y con un poco de tiempo, nuestras emociones y sensaciones se irán calmando; tanto si conseguimos entablar una relación con esa persona, como si al final no llega a nada estable.
Este estado, no suele resultar perjudicial, al contrario, nos hace ver la vida de color de rosa. Pero es que además, es pasajero…. Por suerte.
Lo que sí puede ser negativo, es que todo esto, y algunas cosas más, se mantengan durante mucho tiempo. En ese caso, tal vez ya no estemos hablando de amor, sino de obsesión. Y es que, la diferencia entre una cosa y la otra, puede que no sea tan fácil de identificar.
Cómo saber si lo que sentimos es obsesión y no amor
Hay algunos comportamientos que puede tener una persona, que indicarían que lo que siente por otra no es amor, o por lo menos no amor del sano, sino que se trata de una obsesión. Los síntomas son los siguientes.
No puedes quitarte a esa persona de la cabeza
Pues no, ni un solo momento. Y lo peor no es que no dejes de pensar en esa persona, lo peor es que eso, no te permite hacer algunas o muchas de las cosas que tendrías que hacer. Te olvidas de tus obligaciones, de tus intereses y de todo lo que no tenga que ver con esa persona.
Te angustias
Claro que, la diferencia entre esos pensamientos de obsesión y los de amor, es que los obsesivos, no te producen bienestar sino todo lo contrario.
Te producen angustia y estrés, porque los pensamientos que tienes , tienen que ver con si esa persona te querrá tanto como tú a ella, o si estará con otra persona en ese momento, o si conocerá a alguien y terminará por dejarte, etc.
Esas ideas te producen un gran malestar, pero no sólo las ideas, tampoco soportas ver qué está hablando con otra persona que no seas tú.
No te deja concentrarte
Necesitas estar concentrado para poder dedicarte a tus cosas, tu trabajo por ejemplo, y, esos pensamientos en forma de bucle, no te permiten concentrarte en él, ni en nada de lo que tengas que hacer.
Te pasas una gran cantidad de tiempo vigilando a esa persona
Y no quiero decir que te pongas justo enfrente de su casa a vigilar, que también podría ser. Me refiero a vigilarle por todos los medios de los que ahora disponemos, como las redes sociales.
Te pasas mucho tiempo mirando si está o no conectada en alguna de ellas, si habrá conocido a otra persona a través de ellas, vigilas sus contactos; y en el caso de haber uno nuevo, investigas a ver quién es.
Intentas, además, saber dónde está, con quién está y qué está haciendo en cada momento. En definitiva, te vuelves un auténtico detective.
Buscas coincidir «casualmente»
Si te proponen algún plan, pero sabes que esa persona no estará allí, por muy atractivo que sea el plan, no te interesará y puede que hasta pongas excusas para no asistir. No te parece nada divertido estar en un lugar donde esa persona no estará.
En el caso de que esa persona te interese, pero no tengas ninguna relación con ella porque te ha dejado claro que no tiene interés en ti, no te rindes y sigues insistiendo… por si cambia de idea en algún momento.
Si estás en algún sitio en el que esa persona también está, puedes perderte muchas de las cosas que ocurran a tu alrededor, porque sólo estarás pendiente de lo que hace o de lo que dice esa persona. Pero además de eso, te comportas en todo momento de la forma en que crees que a ella le gustaría que te comportases.
Los momentos que hayas pasado en compañía de esa persona especial, por cortos o sencillos que hayan sido, están muy presentes en tus recuerdos, como si hubieran sido ayer mismo. Eso sí, si consideras que en alguno de esos momentos, cometiste algún error, como haber dicho algo inapropiado, por ejemplo, eso tampoco se te olvida con facilidad.
Aunque puede haber algunos síntomas más que indiquen una obsesión, estos son los más frecuentes. Como ves, todos ellos son los típicos y los lógicos en la fase de enamoramiento. Pero, lo que los convierte en síntomas de obsesión, es que se alarguen durante meses, y a veces incluso hasta años.
Qué hacer si estás obsesionado con alguien
Si te has sentido identificado con todo lo anterior, quizás estés de acuerdo conmigo en que no lo pasas nada bien con esto, que no eres feliz con esa situación.
Entre otras cosas porque, a veces la obsesión es por amor, pero la mayoría de ellas es por desamor, por alguien que no te corresponde. Así que, algo tendrás que hacer, ¿no crees?
- Para empezar, acepta que eso es una obsesión, y no lo confundas con un amor de película, porque no lo es.
- Además de eso, y si la obsesión es por alguien que no te corresponde, que es lo más frecuente, acepta también que eso es así, que si no te corresponde es que no y punto. Esto, sé que es más fácil decirlo que hacerlo, te llevará un tiempo sin duda, Pero siempre digo que esta es la palabra mágica para empezar algunos cambios, “aceptar”.
- Una vez que consigas aceptar esto, tendrás más de la mitad del camino hecho. A partir de ese momento, empieza a buscar otras cosas con las que llenar tu vida. Otras cosas que te motiven, que te hagan ilusión. Por supuesto, eso no logrará quitarte la obsesión en una tarde, pero con algo de tiempo, verás que hay más vida después de esa persona.
- Si consigues poner esa distancia, es mejor que no sepas nada de la persona por la que tienes la obsesión. Si alguien quiere hablarte de ella, le puedes decir que mejor evite hablarte de eso.
- Si consideras que no podrás salir de esa obsesión por ti mismo, pedir ayuda psicológica, como siempre digo, puede ser una buena opción.
Rosa Armas
Colegiada T-1670.