De forma general, entendemos que llorar es algo negativo. Por lo que en muchas ocasiones, ni siquiera nos damos permiso para llorar. Pero no sólo nos pasa con nosotros mismos, también con los demás.
De hecho: el primer impulso que tenemos cuando vemos a alguien cercano que está llorando, es decirle que no lo haga…e intentar consolarle de la forma que sea.
Da la impresión de que no soportamos ver a alguien llorar, de que nos sentimos tremendamente incómodos ante esa situación: porque la reacción que tenemos para intentar atajar ese llanto es inmediata. Sin embargo, has de saber que llorar es beneficioso para tu salud mental y emocional.
En general y en nuestra sociedad, se percibe el llanto como una debilidad del carácter o de la personalidad. De hecho, todos sabemos que a los hombres se les ha enseñado desde pequeños que “los niños no pueden llorar”…los niños varones claro está. Yo he llegado a oír cosas como “si te ven llorando se van a reír de ti” o peor aún “pareces una niña llorando” Es posible que tú también lo hayas escuchado.
Por el contrario, socialmente no está tan mal visto que una mujer llore. Por suerte se nos ha concedido ese permiso. Pues bien, como te decía llorar no sólo no es malo, sino que es totalmente necesario y saludable.
Los beneficios del llanto
A medida que brotan las lágrimas, se liberan en nuestro cerebro una serie de hormonas (llamadas hormonas del bienestar), que hacen que se alivien los niveles altos de emociones como la angustia y la tristeza. Es decir que actúan como un ansiolítico natural, ya que nos permiten liberar esas emociones tan intensas.
Después de haber llorado nos sentimos mucho más relajados, porque se ha liberado gran parte de la tensión que sentíamos. Y probablemente, veamos las cosas de otra manera. Sin duda lo habrás vivido: después de llorar te sientes mejor, aliviado y relajado.
Además de eso, el llanto hace que se limpie el lagrimal, que se eliminen bacterias de los ojos y que se mantengan hidratados. Por lo tanto, llorar no sólo tiene la función de liberar emociones, sino que también tiene una importante función biológica.
Por otra parte: después de un buen llanto, habrán disminuido los niveles de cortisol que hayas podido haber acumulado después de mucho estrés. El cortisol es la hormona que se libera cuando estamos estresados. Con lo cual, te sentirás más calmado y relajado.
El llanto también activa el sistema nervioso parasimpático, que es el encargado de provocar o de mantener la relajación de nuestro cuerpo, después de haber hecho un esfuerzo. Es otra de las razones por las que nos sentimos más relajados después de llorar.
Las lágrimas también liberan oxitocina y endorfinas, con lo que también puedes sentir más bienestar (tanto físico como emocional) después de haber derramado algunas lágrimas. Pero es que estas dos sustancias también suben el estado de ánimo.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente: parece ser que, llorar también alivia el dolor y mejora nuestro sueño.
¿Qué es lo que provoca el llanto?
En general, lo que provoca que lloremos son las emociones que denominamos negativas: como la angustia, la tristeza, la rabia e incluso la impotencia…pero que en realidad no son emociones negativas, puesto que nos sirven para adaptarnos a una situación nueva. Por lo general, a una pérdida.
Pero no son éstas las únicas emociones que nos hacen llorar. También podemos llorar por una intensa alegría que nos desborda…y por empatía, cuando somos capaces de ponernos en el lugar de una persona que sufre.
Es habitual ver que un niño llora al ver a otro niño llorando. Y…¿quién no ha llorado alguna vez viendo una película o escuchando una canción, por ejemplo? Y esto puede ser otro de los beneficios del llanto…y es que al llorar provocaremos la empatía y el consuelo de las personas más cercanas, y que nos quieren.
¿Qué puede pasar si reprimes tus ganas de llorar?
Bueno… en realidad no es que ocurra nada demasiado grave. Pero si no lloras y liberas las emociones negativas cuando lo necesites, se acumulará cada vez más tensión.
Es decir: acumularás rabia, agresividad, frustración, etc. Y cuando al final salgan las emociones, porque al final saldrán, las manifestarás de una forma mucho más exagerada.
Es verdad que hay personas que dicen no poder llorar, y esto sí que puede ser un problema. Primero porque no pueden hacer esa limpieza en los ojos de la que te hablaba…pero sobre todo porque no pueden liberarse de esas emociones que muchas veces nos ahogan.
¿Por qué tendemos a reprimir el llanto?
Pero, si llorar es algo tan natural y beneficioso, y que nos ha acompañado desde el mismo momento en que nacemos ¿por qué hemos ido aprendiendo a reprimirlo?
El motivo está muy claro. Y es que como te decía antes, se ha asociado el llanto con una personalidad débil. Y a medida que fuimos creciendo, los adultos nos fueron instruyendo en que “no hay que llorar y hay que ser valiente”. Como si tuviera algo que ver una cosa con la otra. Pues no, no tiene nada que ver, no es más valiente el que menos llora ni tampoco al revés.
Pero también hay quien lo percibe como algo ridículo, o al menos algo de lo que avergonzarse. Por eso no es tan raro ver a alguien (sobre todo mujeres) que cuando se emocionan, doblan el dedo índice y lo ponen al borde del lagrimal, atajando ya la primera lágrima. Y dicen eso de “perdón…” o bien aquello de “qué tonta soy…”
Pues no: llorar no es signo de debilidad, ni tampoco es algo de lo que tengamos que avergonzarnos.
La peor parte del llanto
Pero, como en casi todas las cosas, los beneficios descritos no se dan en todas las ocasiones, va a depender del motivo que produzca el llanto.
Si la causa es alguna de las emociones de las que te hablaba antes, y lo que se produce después es una sensación de alivio, sin duda es beneficioso. Sacar fuera la emoción de la tristeza, por ejemplo con la muerte de un ser querido, es lo más sano. Ya que la mejor forma de superar un dolor es vivirlo y llorarlo.
En los casos en que no resulta saludable llorar, es en los que el llanto es persistente y duradero: cuando puede ser un síntoma más de un posible trastorno.
Si el llanto va acompañado de intensa apatía, problemas de sueño, de apetito, de un gran esfuerzo para levantarse de la cama e ideas de suicidio…podríamos estar ante un cuadro depresivo. En este caso no es tan beneficioso y sería recomendable acudir a un profesional de la psicología.
Rosa Armas
Colegiada T-1670