Todos los padres y las madres sin lugar a dudas, quieren lo mejor para sus hijos. Sin embargo, existen algunas maneras de educar a un niño que pueden ser perjudiciales para su buen desarrollo: como puede ser por ejemplo, la sobreprotección.
En el momento en que te conviertes en padre o en madre, de manera inmediata y sin que te dé tiempo a pensarlo ni a ser consciente de ello, adoptas el papel de protector y cuidador. Con el riesgo de llegar a sobreproteger a tu hijo.
Esto ocurre no sólo con las personas, sino que, de manera instintiva, ocurre con todos los animales. Es cierto que en el caso de las personas ese cuidado dura más tiempo, aunque la preocupación por los hijos probablemente dure toda la vida.
¿Protección normal o sobreprotección?
Pero el tema que nos ocupa en esta ocasión no es el cuidado y la protección de los hijos, porque ya sabemos que los niños dependen de sus padres para muchas cosas. De lo que hablaremos hoy es del riesgo que tiene para un niño el que sus padres le protejan en exceso, es decir, de la sobreprotección a los niños y de las consecuencias que esto puede tener.
Hay que diferenciar entre lo que es la sobreprotección a un niño, y lo que es la protección normal.
Proteger a un niño significa alejarle de lo que sabemos que puede ser un peligro real. Por ejemplo, todos le hemos quitado a un bebé algún objeto pequeño de la mano, por miedo a que se lo trague. O hemos cogido fuertemente de la mano a un niño pequeño, antes de cruzar una calle. Pero la sobreprotección es otra cosa.
Un niño tiene que desarrollar sus capacidades, tiene que potenciar sus habilidades, tiene que aprender a resolver sus propios problemas…para poder ser en el futuro un adulto independiente y capacitado para vivir y funcionar adecuadamente.
¿En qué consiste exactamente sobreproteger a un niño?
La sobreprotección va más allá del cuidado básico que necesita un niño, y consiste en resolverle todos sus problemas: los que no puede resolver él y los que sí es capaz de resolver, impidiéndole que desarrolle su capacidad resolutiva.
Consiste en tomar sus decisiones sin dejar que lo haga él mismo, ya sea por evitarle ese esfuerzo, o por creer que su decisión no será “la correcta”. En función claro está de la edad que tenga, y del tipo de decisión que sea.
Implica también adelantarse a las necesidades que pueda tener el niño, dándole todo, antes incluso de que él lo pida.
Consiste en protegerle de lo peligroso pero, también de lo que no es peligroso, impidiéndole que se enfrente a las situaciones con las que se encuentra, y creándole además miedos irracionales.
Consiste también en no darle al niño responsabilidad, ni obligación alguna que por su edad podría tener, por la idea de que “no sabe hacerlo” o que “es muy pequeño aún”. Con lo que todas esas capacidades que debía desarrollar se ralentizan, o peor aún, se anulan.
Sumado a todo lo anterior, un niño que es sobreprotegido no suele recibir castigos como consecuencia de algo incorrecto que haya hecho: por la idea de que se puede traumatizar. Cuando lo cierto es que, tener una consecuencia por no haber cumplido una norma, sirve para educarle y no para “traumatizarle”.
Además de entorpecer el desarrollo de sus capacidades, tanta protección por todo y tanto ponerle alerta por todo, hará que se desarrolle en el niño un miedo absolutamente a todo, y la creencia de que el mundo entero es un lugar potencialmente peligroso.
¿Qué consecuencias tiene la sobreprotección de los niños?
Es posible que seas de los padres que opinan que evitarle a los niños cualquier esfuerzo, cualquier sacrificio, evitar que se hagan algún daño, por mínimo que sea…resolver todos sus problemas para que ellos no se preocupen, etc. es beneficioso para el niño.
Tal vez creas que de esta forma será un niño más feliz y crecerá más sano. Nada más lejos de la realidad. La sobreprotección de un niño, puede tener todas las consecuencias que describo a continuación.
Será un adulto miedoso
¡Y cómo no serlo! Piénsalo, si te has cansado de advertirle que no debe correr porque puede caerse, que no debe jugar porque puede hacerse daño, que no puede ir de excursión porque puede pasarle algo, que no puede salir con sus amigos porque igualmente puede pasarle algo, y así un largo etcétera ¿cómo no va a ser un adulto al que le dé miedo todo?
Claro que, como además de niño no se le dio la oportunidad de enfrentarse a las situaciones que se encontraba, de adulto es probable que no sepa hacerlo por sí solo.
Tendrá baja autonomía
Si todo lo que tendría que hacer tu hijo se lo das tú ya hecho, su autonomía será muy limitada, como es normal. Y esa falta de autonomía, afectará a todos los ámbitos de su vida. Además, como consecuencia de esto adoptará una postura cómoda y pasiva, cosa que también es normal.
Para que desarrolle esa autonomía tendrás que enseñarle a hacer las cosas, animarle a que pruebe a hacerlo, en lugar de hacérselas tú.
Tendrá una baja tolerancia a la frustración
Si es bastante lógico que desarrollen miedo a todo, debido a tantas advertencias, que sean adultos intolerantes a la frustración no lo es menos.
Puesto que fueron niños que lo tuvieron todo, a los que se les evitó cualquier sufrimiento, que no tuvieron más que pedir para tener, no aprendieron que a veces las cosas no salen como queremos; o que a veces no podemos tener todo lo que queremos, en el mismo momento en que lo queremos.
Todo esto lo aprenderán con el paso de los años y a base de golpes. Pero mientras lo aprenden, reaccionarán a la frustración con agresividad y exigencia, cosa que les hará tener problemas en sus relaciones personales.
Serán adultos dependientes
Y esto también es muy lógico. Si siempre han tenido a alguien que les ha resuelto todo aquello con lo que se encontraban, fuera lo que fuera, se harán dependientes de alguien porque, simplemente no saben resolver nada.
El problema es que esto, que ya es una consecuencia bastante mala, no se queda sólo en esto: ya que una persona que es consciente de que siempre necesita a alguien para resolver sus cosas, porque ella sola no sabe, tendrá una autoestima muy baja y será una persona muy insegura.
Cuando sobreproteges a un niño, el mensaje que le estás transmitiendo es “tú solo no puedes”, “tú solo no sabes”, y eso como te digo afectará a su autoestima, a su seguridad y autoconfianza.
Infravalorar lo que tiene
Cuando a un niño se lo das todo sin que casi tenga que pedirlo, si se lo haces todo para que no sufra absolutamente nada, no será capaz de valorar lo que tiene; simplemente porque no le ha costado ningún esfuerzo conseguirlo. Esto se puede traducir en una insatisfacción constante.
Tendrán poco desarrolladas sus capacidades y habilidades
Es evidente que si le haces absolutamente todo a un niño, no aprenderá a hacerlo él. Adoptará por tanto, una actitud pasiva y cómoda, ya que sabe que alguien lo hará por él. Por supuesto, si tú tuvieras quien te lo hiciera todo, no lo harías tú, seguro que no.
Por lo tanto, meter a un niño en una urna de cristal para que no le pase nada, para que no haga nada, para que no sufra con nada, para que…. no aprenda nada, no le será en absoluto beneficioso en el presente; pero mucho menos en su futuro.
Rosa Armas
Colegiada T-1670.