Es bastante frecuente que los niños tengan miedo a la oscuridad, y por tanto, que tengan miedo a dormir solos cuando la habitación se queda a oscuras. Todos conocemos a algún niño al que le ocurre, o nos ocurrió a nosotros en su momento.
Sin embargo, y aunque en menor porcentaje, este miedo puede darse también en adultos; en cuyo caso se le denomina nictofobia.
¿Qué es la nictofobia?
La nictofobia es un trastorno de ansiedad de tipo fóbico. Las personas que lo padecen sienten un miedo intenso, y por supuesto irracional, a la oscuridad y a la noche. Y por tanto, sienten gran ansiedad al encontrarse en sitios oscuros, e incluso a tener que dormir solas.
El miedo a la oscuridad, es en realidad un miedo a lo que la oscuridad representa. Un miedo a los peligros que la persona imagina que se pueden esconder en ella. Si este miedo es muy intenso, puede llegar a afectar a la calidad del sueño de la persona.
¿Cuáles son los síntomas de la nictofobia?
Las personas con esta fobia, sienten una gran ansiedad si tienen que estar en sitios que están a oscuras o poco iluminados. Por lo tanto, los síntomas son los típicos de cualquier fobia.
Síntomas físicos
- Sudoración.
- Taquicardia.
- Temblor.
- Sensación de ahogo y de no poder respirar.
- Presión en el pecho.
- Mareo.
- Tensión muscular.
Síntomas emocionales
- Un miedo intenso que no se corresponde con el peligro real.
- Necesidad de huir de la situación o del sitio en que se está.
- Malestar y angustia.
- Miedo a perder el control durante la noche, e incluso a morir.
- Síntomas cognitivos
- Pensamientos o imágenes mentales terroríficos relacionados con la oscuridad, o con lo que puede pasar durante la noche, que aumentan el miedo y la ansiedad.
- Imposibilidad para controlar esos pensamientos.
¿Cuáles son las causas de la nictofobia?
Como te decía, que los niños le tengan miedo a la oscuridad es bastante frecuente, y por lo general no necesita de ayuda psicológica. Se suele superar con un poco de tiempo y a medida que se hacen mayores.
Normalmente, ese miedo en los niños surge a partir de algunas historias fantasiosas o de terror que hayan podido ver (en televisión por ejemplo) unidas a la imaginación del niño.
En el caso de los adultos, suele pasar cuando una persona tiene una vivencia que le resulta traumática. En general, se trata de alguna experiencia en la que la persona ha vivido un miedo intenso, y que está relacionada con la noche o la oscuridad.
En casos graves de nictofobia, se haría necesaria la ayuda psicológica, y a veces el uso de fármacos para poder superarla. Sin embargo, en otros casos no tan severos podría superarse con algunos ejercicios.
¿Cómo puedes superar la nictofobia?
De la misma forma que ocurre con muchas de las fobias, ésta puede resultar algo limitante para la vida de quien la sufre. En este caso por la dificultad para poder dormir solas, o bien para poder estar en sitios oscuros, o salir por la noche sin sufrir una gran ansiedad.
Por lo tanto, habría que intentar superar este miedo. Para ello te propongo algunas ideas que podrías poner en práctica.
Ya sabemos que las fobias son miedos irracionales, porque ese miedo tan intenso suele ser a cosas o situaciones que en absoluto son peligrosas. Por tanto, lo primero que puedes hacer es aceptar que tienes ese miedo, pero además intentar racionalizarlo.
Dicho de otra manera: podrías pensar sobre qué daño puede hacerte la oscuridad, qué podría ocurrirte en ella que no pueda pasarte en otro lugar.
Ya sé que esto no es tan sencillo de hacer, precisamente porque es algo irracional. Cuando tienes un miedo intenso, no es tan fácil usar la razón. Sin embargo puedes pensarlo con detenimiento, lo más probable es que en algo te ayude hacer ese razonamiento.
Una vez que te hayas convencido de lo irracional de ese miedo, aunque estoy segura de que ya lo sabes, puedes hacer otra cosa. Imagínate a ti mismo en un sitio oscuro. Sólo tienes que imaginarlo. Haz lo posible por imaginarte tranquilo, sin ansiedad. Podría ser que en un principio no lo consigas, pero si lo pones en práctica, cada vez te sentirás menos incómodo.
Cuando consigas imaginarte esa situación sin sentir ansiedad ni miedo, podrías exponerte a la oscuridad. Eso sí, debes hacerlo de manera gradual. Para ello, podrías utilizar una pequeña iluminación para dormir, la mínima que puedas soportar. Y a medida que vayan bajando los niveles de ansiedad, puedes ir reduciendo esa iluminación.
Ya sé que contado así parece muy fácil de hacer y de superar, pero no lo es tanto. Se trata de ser constante y tomarlo con mucha calma. Si ves que tú solo no puedes con ello, sería bueno que hablaras con un psicólogo para que te diera unas pautas más concretas.
Rosa Armas
Psicóloga colegiada T-1670