Desde muy pequeños nos inculcan, aunque sea de una manera poco explícita, que debemos ser buenos con los demás. Que debemos ser amables por supuesto, que debemos atender a aquellos que puedan necesitar de nosotros, que debemos cuidar de esas personas que tenemos cerca y que requieran de nuestro cuidado y ayuda.
Y todo esto está muy bien, porque somos seres sociales que estamos continuamente en relación con otras personas, y que necesitamos cuidados los unos de los otros. Y claro, todo lo anterior facilita la convivencia con esas personas cercanas y queridas.
Pero lo que no se nos enseña tan claramente, es que a pesar de que nos cuide la gente que nos rodea, quien más esfuerzo debe dedicar a cuidar de nosotros somos sin duda nosotros mismos.
No descuidarte a ti mismo
No es incompatible cuidar de los que te rodean y de ti al mismo tiempo. Y es que, muchas veces, nos dedicamos a cuidar de otras personas, o bien, estamos demasiado ocupados con las obligaciones, que nos olvidamos de la persona más importante que hay en nuestra vida, la que va a estar con nosotros siempre, nosotros mismos.
Pero también puede ocurrir que, ni siquiera sepamos cómo podemos cuidarnos. Esto es justo lo que quiero proponerte aquí ¿cómo puedes cuidar de ti mismo?
¿Cómo cuidar de mi mismo?
Como te decía, muchas veces no sabemos cómo cuidar de nosotros mismos. Aquí te propongo algunas ideas para que cuides de ti mismo. Recuerda que, cuando te estás cuidando, también te estás queriendo, y eso, mejorará tu autoestima, algo que es muy importante para llevar una vida sana y satisfactoria.
Acéptate tal y como eres
Sí, esta es muy buena manera de cuidar de ti mismo, yo diría que una de las mejores, aceptarte de manera incondicional. Aceptando tus virtudes, tus defectos, lo que te es posible cambiar para ser mejor y lo que no.
Piensa que no vas a poder ser querido y aceptado por los demás si antes no lo haces tú mismo. Y si decides compararte con otras personas, que sea sólo para aprender de sus experiencias y superarte a ti mismo, para ser cada vez mejor.
Expresa tus emociones y tus sentimientos
Esto es algo que solemos reprimir con mucha frecuencia, tal vez con demasiada frecuencia. Muchas veces no nos atrevemos a decir lo que sentimos, por miedo a lo que pensarán, por miedo a incomodar, o por miedo a que nos perciban como vulnerables.
Sin embargo, expresar lo que sientes te ayudará a liberarte tú y a crear un vínculo más fuerte con los que te rodean. Así que si algo te molesta, mejor lo dices. Si te sientes triste, dilo. Si estás alegre o sientes rabia, exprésalo, no te lo guardes para ti solo.
Entrénate en decir “no”, cuando sea eso lo que quieres decir
Ya lo sabes, lo he comentado en algunos otros artículos. Muchas veces, decimos que sí a peticiones o demandas de otras personas, para evitar que se enfaden con nosotros, para no quedar mal o simplemente, para complacer a otros.
Pero hacer eso siempre será descuidarte a ti mismo. Así que si no lo haces ya, empieza a entrenarlo, empieza a no aceptar cosas que no quieres aceptar.
Procura ir acompañado de una sonrisa y del sentido del humor
Hacer el intento de ver la parte más cómica de algunas situaciones, sonreír y reírte siempre que puedas, no va a evitar que tengas problemas, ni que te surjan algunos contratiempos, pero sí que podrás verlos de otra manera y te hará sentir mucho mejor.
Haz un poco de ejercicio físico
Sí, ya sé. Esto ya lo sabemos, lo decimos todos, lo oímos por todas partes, y, aún así, nos da mucha pereza hacerlo. Pero, practicar algo de ejercicio físico no sólo cuidará tu salud física, sino que las endorfinas que se liberan cuando hacemos ejercicio, te ayudarán a sentirte mejor a nivel emocional. El ejercicio físico además, ayuda a prevenir algunas enfermedades, así como tener una alimentación sana.
Aléjate de aquello o de aquellos que te producen malestar
Por supuesto, hay algunas cosas o personas, que no te hacen sentir bien precisamente, como puede ser por ejemplo, un jefe incómodo, o un trabajo que no te encanta, pero es lo que hay y no te queda otra que llevarlo lo mejor que puedas.
Sin embargo, hay otras cosas o personas que te resultan incómodas, y de las que sí puedes alejarte. Una persona tóxica, como puede ser, un amigo envidioso, una persona que te manipula o te chantajea, una persona que se queja constantemente por todo, o alguien a quien aprecias y te ignora.
De todo esto es mejor que te alejes, y así estarás cuidando de ti mismo.
Si al mismo tiempo que te alejas de estas personas, procuras no dejarte llevar por pensamientos catastrofistas que no tienen ningún sentido, mejor aún.
Cultiva tus relaciones sociales
Cuidar de tu círculo de amigos, de las relaciones sociales con esas personas a las que quieres y te aportan cosas buenas, te servirá a la vez para cuidar de ti mismo, porque, ellos te van a proporcionar apoyo, comprensión, ratos de ocio, diversión y también de humor. Pero esto, una vez que hayas alejado de ti a esas personas de las que te hablaba en el punto anterior, las que te generan malestar.
Como puedes ver, no son cosas tan difíciles de hacer cuando quieres cuidar de ti mismo, aunque al mismo tiempo debas cuidar de otros. Sin embargo, hay alguna otra cosa también muy importante para cuidarte y es, dedicarte tiempo. Y es que, tal vez la mayoría de tus días sean como te cuento ahora….
Suena el despertador y, según pones los pies en el suelo, empiezas a funcionar…eso si, a la carrera porque no hay tiempo. El desayuno, los niños, la ropa de los niños, el colegio de los niños, el trabajo, la compra, la reunión que tenías programada, la casa, ¡uf!… mejor no sigo porque no terminaría. Se ha acabado el día y no has tenido la oportunidad de dedicar algo de tiempo para ti mismo.
La necesidad de dedicarte tiempo
¿Presumes de ser Multitarea? Tienes tantas obligaciones y tan poco tiempo, que muchas veces haces hasta dos cosas a la vez para aprovecharlo mejor. Contestas el whatsapp mientras hablas con tu pareja, con lo cual, no atiendes ni a una cosa ni a la otra. Lees los correos o cualquier otra cosa mientras comes; con lo cual, puede que te enteres de lo que estás leyendo, pero ¿te has fijado a qué sabe lo que estás comiendo?
O quizás haces una sola cosa cada vez. Pero mientras haces eso, tu cabeza está situada en lo que tienes que hacer después. Por ejemplo, físicamente estás sentado a la mesa comiendo pero, mentalmente estás de camino al supermercado. Con lo que, ni estás en un sitio ni en el otro, estás… en la angustia y el estrés. ¿Te suena todo esto de algo? Probablemente sí.
Déjame que te pregunte, ¿de los mil cuatrocientos cuarenta minutos que tiene el día, hay alguno de ellos en que te pares para pensar en qué quieres hacer, que te apetece hacer, qué necesitas? Lo más seguro sea que no.
¿Le das siempre prioridad a los demás?
Nos han educado para ser personas buenas, es decir, para atender a las obligaciones que nos imponen los demás; y también las que nos imponemos nosotros mismos. Pero nadie nos ha enseñado a guardar un poco de tiempo para nosotros.
Eso sería de “egoístas”, como no. La realidad es que no sólo no es de egoístas, sino que es de tener respeto por ti mismo. Porque eres la única persona que estará contigo todos los días, toda la vida. Con lo cual, tienes que estar bien contigo; y dedicar tiempo para ti, para lo que tú quieres hacer.
Pero claro, como eso no es lo que nos han inculcado, en el caso de que te lo permitas podrían aparecer los sentimientos de culpa. Pero fíjate que ese sentimiento de culpa, aparece por la idea de que no estamos haciendo nada productivo; que es lo que creemos que debemos hacer, absolutamente todo el tiempo. Nada de descansar, leer, formarnos, pasear, hacer ejercicio… de eso nada; eso no es productivo.
Revisa tus prioridades
Por supuesto, no estoy proponiendo que dejes de atender a tus obligaciones. Lo que estoy proponiendo es que cambies el orden de las prioridades; y la prioridad tienes que ser tú, lo mires como lo mires.
No debes priorizar tener la ropa de planchar perfectamente al día, a ir a que te den un masaje que te alivie el dolor de espalda. No debes priorizar tener la casa impecablemente limpia; a terminar ese curso de fotografía que tanta ilusión te hace, por ejemplo.
Podría parecer que si hacemos muchas cosas, pero muchas, incluso de dos en dos, estaremos aprovechando mejor el tiempo y nuestra vida. Pues va a ser que no, al contrario; cuando haces eso y no paras ni un segundo, te estás perdiendo la vida.
No te pierdas de tu vida
Cuando consigues poner el freno y dedicar un tiempo cada día para ti, es cuando podrás estar a gusto contigo. Podrás sentirte en armonía contigo, será cuando podrás disfrutar de la vida y como consecuencia, podrás estar mejor con los que te rodean.
Además, reservar un tiempo para hacer lo que te apetece, te dará más claridad a la hora de pensar y de tomar decisiones. Eso sí, para que funcione, en ese tiempo que te dedicas has de ser capaz de desconectar de todo lo demás; y estar sólo contigo.
Sin duda, no estamos acostumbrados a hacer eso. No tenemos la costumbre de reservar ese rato para nosotros, para hacer eso que queremos y que tendría que ser innegociable. A lo que sí estamos acostumbrados, es a dejar de lado nuestras necesidades; para satisfacer las de otras personas.
Reserva tiempo para tus actividades
Empiezas a satisfacer tus propias necesidades, cuando entiendes de verdad que la prioridad eres tú. Que si tú no estás bien, nada de todo lo demás funcionará bien.
Cuando aprendes a escucharte para saber qué es lo que necesitas. Cuando, si eres de las personas que utilizan agenda, apuntas en ella eso que quieres hacer ese día, si o si: pero no al final del día, cuando ya tengas demasiado cansancio o cuando ya no tengas tiempo, sino que lo apuntas en un lugar prioritario.
Ese ratito debe ser para ti, y, en absoluto se trata de egoísmo, ni de perder el tiempo, se trata de quererte. Porque, al fin y al cabo, la cantidad de amor que sientes por ti estará en función de la cantidad de tiempo que te dedicas.
Si no respetas tus necesidades y siempre estás atendiendo a las ajenas, la sobrecarga de trabajo, de obligaciones y de rutina, terminarán por hacer que estés de mal humor la mayor parte del tiempo.
Además, podrás tener la sensación de que nadie valora lo que haces. De hecho, es una expresión muy frecuente, “no paro en todo el día y nadie valora lo que hago”.
Así que, ya sabes, reserva en la agenda ese rato que es sólo para ti, créeme, te sentará bien y te estarás cuidando estupendamente.
Rosa Armas
Colegiada T-1670