A todos nos ha pasado alguna vez, o mejor dicho, muchas veces, atragantarnos cuando comemos algo o cuando bebemos. Pero incluso a veces, nos podemos atragantar al tomar una pastilla que era un poco más grande de lo que querríamos.
Esto nos ocurre a todos, y por lo general, la mayoría de nosotros no le damos la menor importancia.
Sin embargo, hay algunas personas que tienen auténtico pánico a poder atragantarse cuando comen o beben. Y eso, les puede condicionar la vida en gran medida. Es lo que se llama la fagofobia.
¿Qué es la fagofobia?
Las personas que sufren fagofobia tienen un miedo irracional a atragantarse a la hora de ingerir comida, bebida, o a tragarse una pastilla.
El tener que enfrentarse a diario (y varias veces al día) a tener que comer o beber, produce en la persona una gran ansiedad. Puede incluso llegar a tener un ataque de pánico, provocando que la persona evite esas conductas tan vitales.
Las personas que sufren fagofobia perciben un estrechamiento en su garganta, que no es real en absoluto. Además sienten una opresión por la zona del cuello, con lo que creen que la comida no podrá pasar. En muchas ocasiones, pueden percibir también que la comida se queda pegada a la garganta y sienten que no baja de ahí.
Esta fobia hace que la persona cambie totalmente sus hábitos de alimentación. Dejan de ingerir comida sólida, cambiándola por purés, zumos o sopas siempre que puedan. Cuanto más líquida es la comida, más segura se siente. En muchas ocasiones, la persona quita de su dieta, aquellos alimentos que le cuesta más masticar y tragar, como por ejemplo la carne.
La persona con esta fobia suele tardar mucho tiempo en comer, come muy despacio y mastica durante mucho tiempo.
En algunos casos, hay una pérdida importante de peso, debido al miedo que sienten a la hora de comer. Sin embargo, no tiene nada que ver la fagofobia con la anorexia. En el caso de la fagofobia, la persona sí que quiere comer, pero le da miedo tragar, incluso después de haber masticado la comida durante un largo rato.
Además de lo mal que ya lo pasa a la hora de comer, su entorno también ejerce un papel fundamental en el aumento de su ansiedad. Y es que pueden ejercer en esa persona una gran presión, ya que lo que suelen pensar es que no comen por otros motivos. Ese aumento de la ansiedad hará que la persona sienta más tensión en la zona del cuello y la garganta, y eso provocará que la ingesta de comida se haga aún más difícil, cosa que aumenta la ansiedad. Por lo tanto, la persona entra en un círculo que le resulta complicado de romper.
Pero además de todo esto, la persona puede llegar a evitar situaciones sociales en las que aparezca la comida o el tener que comer, como por ejemplo reuniones familiares, comidas de empresa o una simple cena con amigos.
Esta fobia, es una de las que producen mayor ansiedad, y es que la persona se tiene que enfrentar a eso que le da miedo todos los días, y varias veces. Esa experiencia negativa a diario, provoca frustración y un bajo estado de ánimo, además de reforzar el miedo.
La fobia a tragar la pueden sufrir tanto adultos como niños, y, lo peor que se puede hacer, es obligarles a comer. Con esa presión, lo que puede ocurrir es que la persona se atragante de verdad, y entonces, aumentará su miedo a comer.
¿Cuáles son las causas de la fagofobia?
En muchos casos, la fagofobia tiene su origen en una experiencia de atragantamiento que haya vivido la persona, y que le ha resultado traumática. A partir de ese episodio, ha podido desarrollar el miedo a tragar. Pero también puede darse por haber vivido el atragantamiento de otra persona. Esto se ha podido quedar grabado en su memoria, desarrollando igualmente el miedo a tragar.
En algunas otras ocasiones, no se ha vivido ninguna mala experiencia con la comida ni con un atragantamiento, pero puede tratarse de una persona con mucha ansiedad e incluso con ataques de pánico, que ha hecho que haya desarrollado un miedo a la asfixia o a la sensación de ahogo, por los propios síntomas de la ansiedad que experimenta con frecuencia.
¿Cuáles son los síntomas de la fagofobia?
Antes de que llegue la hora de comer, o bien de tener que tomarse una pastilla, la persona con fagofobia empieza ya a preocuparse por ello, se imagina lo que ocurrirá y lo mal que lo va a pasar. Puede incluso recordar malos momentos que ha experimentado con todo eso, y empieza a sentir mucha angustia.
A partir de ahí comienza a aumentar la ansiedad, la sensación de ahogo y el ritmo cardíaco. Todo esto, le provoca a la persona tensión muscular alrededor de la garganta y la sensación de que ésta se estrecha, con lo que creerá firmemente que no podrá tragar. Llegado el momento de comer, podrá comprobar que efectivamente no puede tragar, cosa que alimentará su fobia.
En los casos más graves, la persona puede dejar de alimentarse, o bien tomar sólo líquidos, cosa que producirá algunos problemas físicos como déficits de algunas vitaminas, proteínas o minerales.
¿Cuál es el tratamiento de la fagofobia?
Esta fobia también se puede curar, igual que el resto de ellas. Sin embargo, al tratarse de un miedo muy particular y a algo tan cotidiano, requiere también un tratamiento específico.
Si tienes esta fobia, lo mejor sería que acudieras a un profesional de la psicología, ya que no es un problema de alimentación sino un problema psicológico.
Pero desde luego, lo primero a hacer en estos casos es reducir los niveles de ansiedad, que es sin duda lo que está en el fondo de este problema.
Rosa Armas
Psicóloga colegiada T-1670