El Fracaso Escolar

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Una de las situaciones que más suele preocupar a los padres, es el fracaso escolar de sus hijos. Pero pueden llegar, no sólo a preocuparse, sino hasta a desesperarse y no saber ni qué hacer con ello. 

Es cierto que, la palabra fracaso, puede dar a entender que es algo que no se puede solucionar. Y eso no es verdad. Por esa razón, en muchos sitios se habla de dificultades escolares, más que de fracaso. 

Quiero contarte hoy qué es exactamente el fracaso escolar, cuáles son sus causas más frecuentes y cuáles sus consecuencias, así como qué puedes hacer con esta circunstancia. 

Qué se entiende por fracaso escolar

Se puede hablar de fracaso escolar, cuando un niño no llega a alcanzar los objetivos establecidos, en función de su edad y desarrollo. El criterio que se suele seguir para determinar un fracaso escolar, son las calificaciones del niño. Es decir, suspender la mayoría de las asignaturas, teniendo muchas veces que repetir el curso, por no haber superado las asignaturas suficientes para pasar al siguiente curso. 

Pero, también se habla de fracaso escolar, cuando una persona no ha logrado completar las diferentes etapas de la enseñanza obligatoria, por haberlo abandonado de forma prematura, o por dificultades en el aprendizaje, por ejemplo. 

Pero además de todo esto, se podría hablar también de fracaso escolar, cuando una persona, incluso superando con éxito los estudios obligatorios,no consigue una formación específica, para tener una profesión concreta. 

Cuáles son las causas del fracaso escolar

Como has visto, es muy amplia la definición de lo que podemos entender por fracaso escolar. Sin embargo, aquí me voy a centrar en el caso de los niños y adolescentes, esos niños que suspenden una y otra vez, la mayoría de las asignaturas y que por tanto, deberán repetir curso. Las causas de este fracaso en los niños pueden ser muy variadas. 

  Una de las principales causas en los niños más pequeños, son las dificultades en el aprendizaje, pero también factores intelectuales. En estos casos, los niños necesitan más tiempo de estudio, más esfuerzo y hasta un refuerzo externo con profesores particulares, para poder conseguir buenos resultados, o al menos, mejores resultados. 

  Los problemas familiares o algunos cambios en casa, como la llegada de un hermano pequeño o un cambio de vivienda o de colegio, pueden ser otros de los motivos. En estos casos, el bajo rendimiento escolar es circunstancial y, por lo general, se recupera una vez resuelta la situación en cuestión. 

  Aunque, hay otras causas no tan circunstanciales como puede ser el de las familias desestructuradas, que no prestan ninguna atención a la parte académica de los niños. E incluso, las familias con problemas económicos, que ponen a trabajar a sus hijos para que ayuden en la casa. 

  La baja motivación. Hay niños que no tienen ningún problema de aprendizaje y ningún problema en casa, pero no están motivados a la hora de afrontar los estudios, simplemente se aburren, o prefieren hacer otras cosas que les divierten más. Esto puede ocurrirle a niños pequeños, pero es bastante más frecuente entre los adolescentes. 

  Tener dificultades a la hora de relacionarse con sus compañeros, o tener baja autoestima, también pueden ser causas importantes para que se produzca un fracaso escolar. 

 Qué consecuencias puede tener el fracaso escolar. 

Las consecuencias que tiene el fracaso escolar, no suelen ser sólo para el niño, también lo son para su entorno más cercano, sobre todo para los padres. 

Al niño, ese fracaso escolar le supondrá una disminución de la confianza que tiene, en sus habilidades y sus capacidades. Verá cómo está por debajo de las habilidades que tienen sus compañeros, y esto, por una parte disminuye su autoestima, y por otra, disminuye también su motivación e interés para hacer cualquier tarea relacionada con los estudios. Alguna vez he escuchado a padres decir cosas como, “este  niño no vale para estudiar”, o “es que los estudios no se le dan…”. Esto,  dicho delante de los niños, puede conseguir que se lo crean, lo den por hecho y actúen en consecuencia, es decir, que se acomoden y no hagan el esfuerzo. 

Pero claro, esta es una consecuencia a corto plazo, porque, a más largo plazo, ese fracaso escolar puede condicionar su futuro en el terreno laboral. 

Por otra parte, tendrá también consecuencias en los padres, ya que, llegan a desesperarse por no saber cómo ayudar a su hijo, porque ven que lo que hacen no les sirve para solucionarlo. Todo ello crea cierta frustración, un ambiente tenso en casa y discusiones que muchas veces terminan en castigos. En resumen, un ambiente muy tenso en toda la familia. 

 Qué puedes hacer ante el fracaso escolar de tu hijo. 

Puesto que las causas de este fracaso son muy variadas, habría que evaluar cuál es el motivo que lleva a esta situación a cada niño en concreto. Conociendo cuáles son los motivos, será más fácil de solucionar. 

  • Lo primero que sería adecuado hacer, es una evaluación del niño, para descartar, o en su caso confirmar, un trastorno que le afecte a su rendimiento escolar, como puede ser un déficit de atención, un problema de lectura como una dislexia, por ejemplo, así como valorar su nivel intelectual , y que puedan requerir una intervención profesional y unas técnicas concretas para poder ayudarle. 
  • Si se descarta cualquiera de estas causas, habría que evaluar las circunstancias concretas del niño, tanto en el ámbito familiar como en el escolar. Analizar si en su entorno familiar hay alguna situación o cambio reciente que le esté afectando. Al mismo tiempo, valorar en su ámbito escolar, la relación con sus compañeros y también con sus profesores. 
  • Si el niño está o se acerca a la adolescencia, averiguar si tiene algún problema personal, o en sus relaciones sociales, también puede ser de ayuda para encontrar las causas. 
  • Cuando el problema es la desmotivación o el desinterés, dependiendo de la edad del niño, habría que buscar las formas adecuadas para motivarle. En niños pequeños se podría usar el juego, que es lo que casi siempre funciona. Es decir, utilizar una forma de aprender como si fuera un juego, inventándose un concurso, por ejemplo, en el que el ganador se lleva un premio, que no tiene por qué ser un premio material. En niños algo mayores, usar las recompensas después de unos buenos resultados académicos, suele funcionar, aunque, esas recompensas no deben ser constantes, sino a final de curso o como mucho al final de los exámenes. 
  • Otras cosas que podrías hacer son, dar al niño afecto y apoyo emocional, que ayudarán a subir su autoestima. No lo compares con otros niños, cada uno tiene sus propias características. Enseñarle hábitos de estudio adecuados. Enseñarle valores como la constancia y el esfuerzo, para conseguir lo  que quiere, también puede ser de ayuda. 

 Rosa Armas

Colegiada T-1670 

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