Todos nosotros hemos adoptado en algún momento de nuestra vida el papel de víctima. Eso de “por qué todo me pasa a mi” o aquello de “por qué tengo tan mala suerte”…aunque esas frases no fueran ciertas en absoluto.
Y es que todos hemos tenido que vivir situaciones desagradables a lo largo de nuestra vida. Una enfermedad más o menos grave, un accidente, un imprevisto que nos ha fastidiado los planes, en fin… tantas y tantas situaciones vividas, por las que nos hemos quejado y de las que hemos culpado a nuestra mala suerte. Si es que no hemos tenido a nadie más a quien culpar.
Digamos que esto es bastante normal, cuando un acontecimiento desborda nuestra paciencia y anula nuestro optimismo. Y aunque en el fondo sabemos que no nos sirve para resolver la situación, en ese momento nos ayuda a desahogarnos, y a expresar nuestra “pataleta”…que es algo a lo que tenemos derecho cuando nos sentimos desbordados.
Pero claro, una cosa es tener esta reacción en un momento puntual, y otra muy diferente, adoptar permanentemente el papel de víctima. En este caso, estamos hablando del victimismo crónico.
¿Qué es el victimismo?
El victimismo es un patrón de comportamiento en el que una persona adopta el rol de víctima de manera constante. Estas personas presentan una actitud pasiva ante los problemas, y culpan a los demás de todo lo negativo que les ocurra.
El victimismo crónico no está clasificado como un trastorno mental. Pero como te digo, sí que es, para algunas personas, una forma de funcionar en su día a día; que les puede proporcionar algunas ventajas, aunque también muchos inconvenientes.
Las personas que adoptan el papel de víctimas, pueden hacerlo de manera consciente o inconsciente. Lo cierto es que, sea de una forma o de otra, terminan por obtener una serie de beneficios de las personas de su entorno.
Qué ventajas puede tener el victimismo
La víctima tiene muchas ventajas, por supuesto, si no tuviera ninguna, nadie estaría metido constantemente en ese círculo de negatividad.
Para empezar, la víctima se libera de cualquier responsabilidad. Absolutamente todo lo que les ocurre, que siempre es malo claro, es culpa de algo o de alguien que no son ellos mismos.
La culpa la puede tener alguien que ha hecho algo para perjudicarles. O bien, la culpa es de las circunstancias que, curiosamente, siempre van en su contra. O bien, la culpa es de su mala suerte, que es mucha.
Las personas victimistas tienen un locus de control externo, es decir: todo lo que les ocurre es debido a algo externo a ellos. Lo que refleja todo esto es la incapacidad de esa persona para afrontar la responsabilidad de sus actos, y de un posible fracaso.
Además, le sirve para conseguir lo que quiere. El victimismo es una forma muy potente de manipulación. A través del “pobre de mi” las víctimas pueden conseguir casi todo lo que quieran, utilizando sus “desgracias” para provocar lástima en los que le rodean.
Claro que la manipulación la harán con aquellas personas con las que saben que va a funcionar, y lo harán, haciendo sentir culpable al otro. si no hace lo que ella necesita, o lo que de forma indirecta le ha pedido.
Mantener la atención de los demás
Esta, puede ser casi la mayor de las ventajas y uno de los principales motivos de por qué se mantiene el papel de víctima. Mientras alguien se queja de lo mala que es su vida, de lo mal que lo está pasando, de lo desgraciado que es, mantendrá la atención de los que le rodean. Aunque, tampoco es necesario contar grandes desgracias, con dedicarse a contar cualquier circunstancia, contada desde un punto de vista negativo y pesimista, ya mantendrá la atención del entorno.
Esa atención que llega desde fuera, funcionará como un refuerzo para que se mantenga esa conducta durante más tiempo.
Claro que todas estas ventajas se podrán mantener durante un tiempo limitado: ya que las personas de su alrededor terminan por cansarse de ese victimismo, de que todo gire en torno a la queja , al pesimismo y a no asumir nunca ninguna responsabilidad.
Cuál es el perfil de una víctima
En realidad, estas personas son bastante fáciles de identificar, sólo es necesario escucharlas un rato. Aún así, te describo cuáles son sus principales características.
- Distorsionan la realidad. Esta distorsión se refiere a que, realmente piensan que la culpa siempre es de otros, con lo cual, no se hacen responsables de sus acciones, ni de nada de lo que les ocurre. Esto, además de ser una postura muy cómoda, es infantil e inmadura. Puedes identificar a una víctima escuchando su discurso, porque, siempre habrá alguien que tenga la culpa de lo que le ocurre.
- No se ocupan en absoluto de intentar arreglar la situación, ni los problemas que tienen, únicamente se quejan de ella. Esto, es bastante lógico que sea así. Si se ocupan de solucionar lo que les pasa, ya no podrán quejarse de ello, y entonces, su rol de víctima estará en peligro.
- Procuran dar lástima con su discurso, y así, llamar la atención. Y claro, la manera de dar lástima es quejarse por todo.
- Las relaciones personales que mantienen, se basan en el resentimiento y la culpabilización. Como te decía, siempre existe un responsable de sus males.
- Nunca piden ayuda. Y esto, también es muy lógico. Si la pidieran, alguien podría ofrecerse a ayudarles a solucionar sus problemas, o bien, podrían hacerles ver su responsabilidad y esto, claro, no les interesa para nada. Les interesa más seguir viendo problemas por todas partes, para seguir quejándose, y así, mantener su papel de víctimas, porque, realmente es así como son más felices.
- No conocen la autocrítica. Si la responsabilidad de todo lo que les ocurre, está siempre fuera de ellos, no pueden tener capacidad de autocrítica, pues no tienen nada que criticarse. Al mismo tiempo, no aceptan ninguna crítica que venga desde fuera. Ni constructiva, ni de ningún tipo. Si te empeñas en criticar algo de ellos, se alejarán de ti.
- Como decía antes, manipulan y hacen chantaje, aunque esto, muchas veces es de forma inconsciente. Son personas expertas en manipular a los demás para conseguir lo que quieren, porque, saben perfectamente, que el papel de víctima ablanda a los demás. Por tanto, debemos estar muy pendientes de cómo nos habla una víctima, para evitar caer en el chantaje.
- Las personas que se instalan en el victimismo durante mucho tiempo, terminan por creer que esa condición forma parte de su personalidad y de su vida. Esto, sin duda, va a afectar a su autoestima y, antes incluso de intentar hacer algo, ya piensan que van a fracasar. Todo esto, termina teniendo un efecto muy curioso y es que, tanto para ellos mismos, como para las personas de su entorno, a esa persona le sale todo mal, pero no es responsabilidad suya, “es que tiene muy mala suerte”.
Cómo actuar con una víctima
Si hay alguna persona con este perfil en tu entorno más cercano, y quisieras ayudarla, tendrás que saber que no es nada fácil. Aún así, puedes, primero que nada, tener mucha paciencia, escuchar sus quejas y, cuando veas la oportunidad, preguntarle si hay alguna cosa que ella podría hacer para resolver esa situación de la que se queja.
Incluso, podrías ofrecerle tu ayuda. Es cierto que no es muy probable que acepte, ni una cosa ni la otra, pero siempre puedes intentarlo cuando es una persona a la que quieres.
Si por el contrario, conoces a alguien así, pero no es una persona cercana, sino alguien con quien te relacionas muy poco, lo más práctico para ti, será escucharla lo que puedas, pero intentar que no te manipule ni te genere sentimientos negativos como por ejemplo la culpa. Recuerda que, una persona victimista, puede llegar a ser una persona tóxica.
Rosa Armas
Colegiada T-1670.