Consecuencias del Maltrato Psicológico en la Pareja

maltrato psicológico en la pareja

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Existe una forma de violencia o de maltrato, que puede ser en ocasiones tan sutil que pase desapercibida, que no deja marcas físicas y que resulta muy difícil de demostrar, el maltrato psicológico.

El maltrato psicológico en la pareja, consiste en una serie de comportamientos repetitivos que realiza uno de los miembros de la pareja; con los cuales, se desvaloriza, se humilla, se ignora o se intimida al otro miembro. Haciendo  además que se sienta culpable y responsable de todo.

¿Qué es el maltrato psicológico en la pareja?

El maltrato psicológico en la pareja es una forma de violencia, en la que el maltratador no utiliza la fuerza física, o no suele utilizarla, sino que usa otras técnicas, como te decía, bastante más sutiles para hacer sufrir a su víctima.

Sus técnicas suelen ser la manipulación, la amenaza, la crítica constante; la descalificación tanto en privado como en público, y la intimidación.

Todas estas técnicas las utiliza el maltratador como una forma de controlar y tener dominada a su víctima.
Ya sabemos que el maltrato psicológico no deja secuelas físicas, pero las secuelas emocionales que provoca, son tan negativas y dolorosas como las físicas.

El maltratador consigue todo esto a través de una manipulación tan sutil que, en muchas ocasiones, la víctima ni siquiera es consciente de que está siendo  manipulada. Tanto es así, que llega a creer que es totalmente libre para tomar sus propias decisiones; pero se siente culpable si lo hace, adoptando una postura pasiva y dependiente.

Este tipo de maltrato se lleva a cabo en una relación en la que uno de los miembros se siente con poder sobre el otro, y llega a dominarle. Mientras que la otra persona cada vez pierde más libertad y confianza en sí misma.

Por supuesto, esta forma de violencia la puede ejercer tanto un hombre como una mujer. Y las secuelas psicológicas que provoca el maltrato psicológico en la pareja, pueden llegar a ser muy graves.

Cómo detectar el maltrato psicológico en la pareja

Existe una gran cantidad de comportamientos que, cuando persisten en el tiempo, son indicadores de que se está produciendo un maltrato psicológico en la pareja. Seguramente estamos todos cansados de oír en los medios de comunicación, noticias acerca de la violencia de género.

Son noticias que se dan cada vez con más frecuencia y que nos sobrecogen. Yo diría que el cien por cien de los casos que oímos se refieren a maltrato físico.

Pero hay otro tipo de maltrato que es bastante menos notorio y deja menos señales físicas; pero que es tan devastador como éste, y es el maltrato psicológico.

El maltrato psicológico en la pareja es una conducta de agresión verbal, intimidación y desprecio a una persona que se hace de manera continua. En este tipo de maltrato se utiliza sobre todo la desvalorización de la otra persona.

Por lo general, este maltrato se da más en mujeres pero no exclusivamente, también existe en hombres. Y aunque se suele asociar con una mala relación de pareja,  se puede encontrar también en el trabajo y en la familia.

A diferencia del maltrato físico, el psicológico no deja huellas visibles, por lo que es el más difícil de identificar y de demostrar.

Hay personas que, recibiendo este tipo de trato, no son conscientes de él… bien porque lo consideran normal a pesar del daño que les produce; o bien porque se culpabilizan de que la otra persona tenga esas reacciones con ella.

Debido a esa culpabilidad que siente la persona que es agredida, termina justificando la conducta agresiva como algo que ella misma ha provocado.

Las conductas de maltrato psicológico en la pareja

Te describo aquí algunas de las conductas que se consideran maltrato psicológico en la pareja, si se dan de manera reiterativa:

  • La víctima es tratada de forma despectiva por el agresor; la ridiculiza, la insulta y le grita, infravalora sus capacidades, le recuerda sus fallos constantemente. Para el agresor, él es perfecto; y es la víctima quien hace todo mal y la que merece toda crítica. Lo peor de esto es que la víctima puede terminar creyendo lo que escucha, y pensando que es la que no hace nada a derechas.
  • El agresor suele amenazar con una posible agresión física o con el abandono. Conoce perfectamente la dependencia que tiene de él su víctima. Puede tener alguna conducta agresiva, como por ejemplo dar golpes o romper alguna cosa; solo con el objetivo de intimidar a la otra persona.
  • El agresor le recuerda constantemente sus errores a la víctima, hayan sido reales o no. O le repite frecuentemente que todo lo que hace, lo hace  mal.
  • El maltratador psicológico suele castigar a su víctima con el  enfado; o dejando de hablarle durante mucho tiempo. Y suele dar el silencio como respuesta a las preguntas de su víctima.  Sabe perfectamente que esto hará que la otra persona se sienta culpable.
  • El agresor se niega a dialogar sobre cualquier problema en la pareja; argumentando que no existe dicho problema.

Control total de la pareja

  • El agresor infravalora las capacidades de la pareja, con el fin de que no opte a una mejora en el terreno laboral y de esta forma siga dependiendo de él. En muchas ocasiones, no le permite trabajar.
  • El maltratador controla la economía de la casa para que la víctima no pueda ser independiente económicamente; o bien le obliga a justificar los gastos. Le pone un límite de los gastos que puede hacer; o bien, hacen ellos mismos la compra para que su víctima no disponga de ningún dinero.
  • El maltratatador exige a su víctima una explicación de dónde y con quién estaba en cada momento. Esto, siempre que le permita salir. También controla sus llamadas de teléfono, sus mensajes o su correo electrónico.
  • Se hace burla de todo lo que dice la pareja, y le sacan defectos delante de otras personas; sobre todo delante de amigos y familia.
  • También puede aislar a la víctima de sus amistades, e incluso de su familia; haciendo críticas constantes sobre ellos. Motivado a que de esta manera, la víctima tendrá menos oportunidades de contar lo que está viviendo.
  • El agresor le dice a su víctima cómo ha de vestirse; o bien se enfada si se viste de alguna manera que no le agrada. La víctima termina por no vestirse como quiere, para evitar el conflicto.
  • El agresor suele enfadarse si no tiene relaciones sexuales cuando quiere; pero también puede obligar a su víctima a tenerlas aunque no quiera.
  • En general: las víctimas de maltrato psicológico en la pareja terminan por no decir ni hacer lo que les gustaría; por miedo a la reacción que pueda tener su maltratador.

¿Cuáles son las consecuencias del maltrato psicológico?

Las consecuencias de un maltrato psicológico pueden ser de varios tipos:

Consecuencias psicológicas

Las consecuencias psicológicas pueden ser muchas. La baja autoestima es una de ellas, aunque algunos estudios afirman que esto puede ser un antecedente; y que una persona con baja autoestima tiene más predisposición a sufrir un maltrato psicológico.

Además de esto, aparecen altos niveles de ansiedad, síntomas depresivos, sentimientos de culpa e indefensión en la víctima. También puede sufrir de estrés crónico e irritabilidad.

En muchas ocasiones, la víctima tiene la sensación de no ser ya la persona que era. Suele tener inseguridad, problemas para tomar decisiones y sentimiento de inutilidad.

Consecuencias físicas

Entre estas aparecen problemas para dormir, alteraciones digestivas, dolores de cabeza y musculares. Las víctimas suelen descuidar su aspecto físico. Todo esto como producto de los altos niveles de estrés que provoca vivir una situación de maltrato psicológico.

Consecuencias sociales

Se produce el aislamiento de la persona de su círculo social y familiar. En principio pudo ser obligada a ello por su maltratador. Pero después termina aislándose ella misma; por una parte para evitar el conflicto, y por la otra porque cree que si cuenta lo que está viviendo, nadie la creería. La situación puede también disminuir su rendimiento laboral.

¿Qué hacer ante el maltrato psicológico?

Para poder empezar a hacer algo con una situación como ésta, la persona que está siendo maltratada, deberá primero que nada, ser consciente; y aceptar que lo que sufre es un tipo de maltrato. Porque suelen justificar el comportamiento de su agresor.

Una vez dado este paso, no se debe tratar de cambiar al agresor; ni tampoco creerle cuando afirma que cambiará. Porque esto no suele ocurrir.

Lo recomendable en estos casos es contarle a alguien cercano lo que se está viviendo, y alejarse de esa persona tan dañina. Si la víctima le explica al maltratador por qué quiere alejarse y cortar la relación, el maltratador la convencerá de que es la propia víctima la que provoca ese comportamiento. Por tanto, lo mejor es alejarse y cortar toda relación.

Es aconsejable también buscar ayuda psicológica para trabajar en las secuelas que hayan podido quedar después de esa mala experiencia.

Características de un maltratador psicológico

Los maltratadores psicológicos presentan una serie de características comunes:

  • Una persona que maltrata psicológicamente a otra, suele ser una persona con baja autoestima, y con poca seguridad en sí misma; que intenta aumentar a medida que disminuye la de su víctima.
  • Son personas que necesitan controlar a la otra en todos los aspectos.
  • No toleran en absoluto la frustración; y cuando la sienten se vuelven agresivos.
  • Tienen poca empatía y compasión con el sufrimiento de las otras personas.
  • Tienen cambios de humor muy acusados; y culpan a su víctima de ello.
  • Con el resto de personas que no son su pareja, suelen ser muy amables y serviciales. Con lo que, es probable que nadie creyera que es una persona que maltrata.

Cualquiera de nosotros podría ser víctima del maltrato psicológico o maltrato emocional; porque este tipo de maltrato nos lo puede hacer tanto una pareja, como un compañero de trabajo o un supuesto amigo. De la misma manera, cualquier persona podría cometer un maltrato psicológico.

Es cierto que el maltrato físico, se lo solemos atribuir a los hombres. Aunque no es exclusivo de ellos; las mujeres también lo hacen. Solo que parece ser más frecuente, o por lo menos más nombrado, en los hombres. El maltrato psicológico en la pareja tampoco es exclusivo de ninguno de los géneros; cualquier persona podría cometer un maltrato de tipo emocional.

Es verdad que, el maltrato psicológico es menos obvio y mucho más sutil que el físico, y por lo tanto, es más difícil de identificar. Así que, no es nada extraño que una persona pueda estar sufriendo maltrato psicológico y no sea consciente de ello.

Cómo es el perfil de un maltratador psicológico

Ya hemos hablado sobre el maltrato psicológico en la pareja; hemos hablado de cómo es una relación en la que existe el maltrato, y de cuáles son las señales para detectarlo.

Esta vez, vamos a describir cuál es el perfil de un maltratador psicológico, por si te encuentras con alguno, o alguna, y puedes identificarlo antes de que te haya envuelto en sus redes.

Estas son sus características:

En un principio, son personas encantadoras

Realmente esto no es un rasgo distintivo, ya que por lo general, cuando establecemos una relación con alguien, sea del tipo que sea, todos intentamos ser amables.

Pero, sí que es cierto que un maltratador psicológico, no deja ver desde el principio que podría serlo. Al contrario, son personas absolutamente encantadoras; lo más probable es que te resulte una persona seductora, de las que nunca dirías que podría hacer ningún daño.

Son personas intolerantes

Cuando toman un poco de confianza, es cuando se puede ver su verdadera personalidad y, son totalmente intolerantes. Es decir, son personas rígidas que no respetan nunca la opinión, la conducta o las decisiones de los demás.

La única opinión que consideran válida es la suya; y reacciona de manera agresiva cuando la opinión de la otra persona no coincide con ésta.

Son personas autoritarias

No es de extrañar después de ver el punto anterior. Son personas autoritarias que consideran que su forma de actuar es la única correcta, así como la de pensar. Por lo tanto, los demás deben someterse a su voluntad.

Por supuesto, si no le obedeces, se enfadará; y no intentes negociar y llegar a un acuerdo, no está por la labor, solo tienes que obedecerle. Es muy sencillo: todo lo que no coincida con su manera de ver las cosas, simplemente no es correcto.

Son manipuladores expertos

No tienen ningún problema en hacer uso del chantaje emocional con su víctima para conseguir aquello que quieren. La manera de hacer chantaje puede ser intimidando a su víctima, hacerle sentir culpable si no hace lo que pide; e incluso fingir una enfermedad si con ello logra su objetivo.

También pueden adoptar el papel de víctima cuando es necesario con algo como, “tú no me quieres, si me quisieras….”, por ejemplo. La idea es desestabilizar emocionalmente a su víctima, para obtener un beneficio propio.

Tienen una gran inestabilidad emocional

Son personas que no tienen ninguna capacidad para controlar sus emociones, por lo que, podrían estar de muy buen humor, y al minuto siguiente tener una reacción agresiva. Este rasgo produce en su víctima miedo y una gran ansiedad; porque nunca sabe cómo estará de humor, ni cómo va a reaccionar en cada momento.

Son personas muy críticas

Puesto que consideran que lo que hacen y lo que piensan es lo único correcto, todo lo demás lo criticarán y de una forma poco constructiva. Desde luego, su intención no es ayudar a otros a mejorar, sino la de hacer daño porque disfruta con ello.

Por otra parte, no encaja nada bien las críticas hacia sí mismo. Si le haces alguna crítica, por constructiva que sea, se ofenderá, se enfadará y reaccionará de manera muy agresiva. Sobra decir que su capacidad de autocrítica es totalmente nula.

Son personas rígidas

Tienen una forma de pensar muy rígida, la única verdad es la suya, por lo que no negocian, no dialogan y no buscan llegar a acuerdos. Están convencidos de que solo ellos tienen la razón.

Procuran aislar a su víctima

Lo procuran y lo consiguen. Aíslan a su víctima de cualquier otro contacto que no sea él mismo, de su familia y de sus amigos. Consigue que la víctima se sienta amenazada, y que le dé miedo hablar con otras personas, por lo que termina no haciéndolo.

Son personas controladoras

Sin duda, necesitan tenerlo todo controlado, especialmente a su víctima. En realidad tienen una gran inseguridad, y controlar a los demás les hace sentir superiores.

Sus promesas son falsas

Si en algún momento perciben que pueden perder el control que ejercen sobre su víctima, les piden perdón y prometen cambiar. Parecen arrepentidos, pero no lo están en absoluto, nunca se arrepienten de lo que hacen.

Esa promesa de cambio es falsa, y en breve, volverán a actuar como antes. Pero no solo es mentira esa promesa, en general son bastante mentirosos.

No sienten empatía

Después de todo lo anterior, no suena extraño que no sean empáticos. Pues no, no lo son para nada.

Como ves, son rasgos que, prestando un poco de atención, no son tan difíciles de detectar. Si conoces a alguien con estos rasgos, no te esfuerces, no intentes que razone, no pretendas negociar, ni que cambie su actitud. Es mejor que pongas tierra de por medio.

Mi novio me maltrata pero me quiere

Cuando iniciamos una relación de pareja, jamás se nos habría pasado por la cabeza que pudiéramos llegar a ser víctimas de maltrato; pero ocurre.

La necesidad de control de algunas personas, o la idea de posesión con respecto a su pareja, hace que esto ocurra, en todas las clases sociales y en todas las edades. Y es algo que, si lo permites desde el principio, cada vez se hace más difícil salir de ello.

Voy a empezar por desgranar el título que le he puesto a este artículo, y se lo he puesto porque algunas veces se oye esa expresión en personas que son maltratadas. “Me maltrata pero me quiere”, o bien eso de, “me maltrata, pero no puedo vivir sin él”.

Léelo otra vez, o mejor no, mejor te lo pongo yo otra vez:

“Mi novio me maltrata pero me quiere

Dime la verdad, ¿has oído alguna vez una frase más incoherente que ésta?

Quien te maltrata no te quiere

Pues no, ya te digo yo que no; si te maltrata, no te quiere, te lo aseguro. Pero es que, además, tú tampoco puedes querer a alguien que te maltrata. Si lo dices, o lo crees, sin duda estamos hablando de otra cosa; pero no de amor. Te puedo asegurar que sí; sí que puedes vivir sin alguien que te maltrate.

¿Pero… por qué alguien es capaz de decir una cosa como esta y creer que es cierta? Pues, esto ocurre cuando una persona ha hecho una interpretación, es decir, una mala interpretación de los mensajes que ha recibido a lo largo de su vida. Y se ha quedado con una idea incorrecta de lo que es el amor; y te pongo ejemplos para que me entiendas.

Por ejemplo, un niño, que recibe maltrato físico. No de una manera puntual como castigo, sino de manera continuada. Y lo que oye seguidamente como explicación es, “lo hago porque te quiero”. Este niño termina por entender que una persona que lo quiere, lo maltratará; puesto que, si mamá o papá, que son los que más deben quererlo lo maltratan…. Esa podría ser una idea errónea de lo que es el amor.

«Es por tu bien o por tu culpa»

Otra explicación podría ser, “lo hago por tu bien”. Una frase más que puede dar a entender, o que puede llevar a asociar el maltrato con el amor.

Pero hay alguna más: “para que hagas las cosas bien”. No me digas que este argumento no lleva a una persona, que está siendo maltratada, a pensar que lo hace todo mal. Que todo es culpa suya y que, “para que haga las cosas bien”, le pegan.

De hecho, esto es bastante frecuente. Las personas que son maltratadas terminan pensando, casi sin excepción, que la culpa de todo la tienen ellas; porque así se les ha repetido mil veces.

Pero, en todo esto no terminan las explicaciones que pueden darle a un niño. Tenemos muchos mensajes por ahí que pueden indicarnos lo mismo. Sin ir más lejos, en nuestro refranero popular; ese refrán que a mí en particular me parece tan horroroso que dice, “quién bien te quiere, te hará llorar”, ¿no te parece otra incoherencia enorme?

Si por casualidad tienes este tipo de ideas, si has codificado el amor de esta manera, sería bueno que lo revisaras, porque hay algo que no encaja.

De niño maltratado a adulto maltratador

Está claro que el maltrato atrae al maltrato. Un niño o niña maltratado podría ser de mayor un maltratador; porque repetirá los patrones de conducta que ha visto desde siempre, y que ha interpretado como una forma de amar. Pero también podría ser un adulto que tolere recibir maltrato, por las ideas erróneas de las que te hablaba antes. Esas creencias que pueden hacer que atraiga a personas que le maltraten.

Pero, no sólo el maltrato que nos viene desde fuera atrae a más malos tratos, también el que nos damos a nosotros mismos lo hace. Por supuesto no me refiero a que nos peguemos a nosotros mismos, me refiero a cosas como hablar mal de nosotros. Como por ejemplo, “soy un desastre”, “todo lo hago mal”, o “soy un inútil”. Eso también es maltrato.

Pero aún hay más cosas dañinas que nos podemos hacer nosotros mismos. No darte el descanso que necesitas cuando tu cuerpo te lo pide, ir a sitios donde no te apetece nada estar por no decir que no, hacer cosas que no quieres hacer por la misma razón, etc. Todas estas cosas son ejemplos de malos tratos que nos damos a nosotros, pero sin duda, el peor trato que podemos darnos, es permitir y aguantar que otra persona nos maltrate. Es el no huir; es no ponernos a salvo cuando estamos viviendo un “mal trato”.

¿Maltrato o mal trato?

Y, si; ya lo he escrito dos veces de esta manera, mal trato. Porque, cuando oímos hablar del maltrato, o de la violencia de género, siempre pensamos en un golpe, o en una paliza… y no, no sólo una paliza es maltrato.

Maltrato también es que te insulten, que te griten continuamente; es también que se burlen de ti o de tus opiniones, que te empujen. También es que dejen de hablarte durante horas estando a tu lado. Maltrato también es que te prohíban vestirte como quieras, o que te prohíban hablar con tus amigos… todo esto y algunas cosas más, también son maltratos.

Y nunca, nunca debes aguantarlo. Y no me refiero a no aguantar el primer golpe, porque antes de él, seguro que ha habido muchas cosas más, que tampoco debes aguantar.

En resumen; lo que quería decirte, por si lo estás viviendo, o por si lo pudieras vivir en el futuro, es que no; que si te quiere no te pega. Que nadie te maltrata porque te quiere, ni tampoco por tu bien. He oído muchas veces en mi consulta, esas expresiones, “me pega, pero yo sé que me quiere”, “sí, me maltrata, pero no puedo vivir sin él”.

Las personas que lo dicen, lo creen sinceramente. Creen que su maltratador las quiere a pesar del trato que les dan. Pero no, ninguna de esas dos cosas son ciertas. ¡No te lo creas!

Y ya puestos, yo voto para que se cambie el refrán por el de “quien bien te quiere, te hará reír”…y tu ¿lo votarías también?.

¿Violencia doméstica o de género?

Hablamos aquí de la violencia doméstica, y no de la violencia de género. Puesto que, se ha dado en llamar “violencia de género”, al maltrato de un hombre hacia una mujer.

En cambio, se denomina “violencia doméstica”, al maltrato que se dirige hacia un hombre, en el que curiosamente, la ley aplica una pena inferior que en el caso de la violencia de género. Este tipo de violencia, también puede estar dirigido hacia cualquier otro miembro de la familia; como pueden ser niños o ancianos. En el caso del maltrato en parejas homosexuales, se le llama violencia intragénero; y está tipificado en el código penal como violencia doméstica.

La violencia hacia la mujer es la más frecuente

El maltrato con violencia hacia la mujer es el que más llama nuestra atención, por ser mas frecuente, notorio y mediático. Y del maltrato que se da de una mujer a un hombre, se habla bastante menos que del de un hombre a una mujer. Pero, aunque en menor número de casos, también existe.

A partir del año en que se aprueba la ley de Violencia de Género, se recogen los datos de las mujeres muertas a manos de sus parejas. El Consejo General del Poder Judicial, también publica datos de los hombres muertos a manos de sus mujeres; por ejemplo, 6 en el 2008, 10 hombres en el 2009, o 7 en 2010 y 2011.

Está claro que, una de las diferencias entre el maltrato a una mujer y a un hombre, es el número de casos que se dan. En las mujeres son muchos más; por ejemplo, en el 2009 murieron 55 mujeres frente a diez hombres. Aunque esto, no es razón suficiente para dejar de asistir a un hombre que es maltratado.

El maltrato hacia el hombre también existe

Según algunas estadísticas, alrededor del nueve por ciento de las denuncias puestas por maltrato, las ha puesto un hombre denunciando a su pareja. Ya sea ésta una mujer, u otro hombre. El maltrato que puede recibir un hombre es tanto físico como psicológico; al igual que las mujeres.

Pero además, hay muchos hombres que han sido víctimas de falsas denuncias por maltrato;  porque algunas mujeres, intentan aprovechar  los beneficios que les da la ley de violencia de género, de una manera poco justa. Algunos de ellos cuentan que, si llaman al 016, les cuelgan el teléfono, argumentando que, éste es un número en el que  sólo atienden a mujeres.

Pero, hay otras diferencias. Y estas son los motivos por los que una mujer no llega a denunciar; o por los que no denuncia un hombre.

¿Por qué no denuncia una mujer?

Las causas más frecuentes por las que una mujer soporta el maltrato y no lo denuncia son por ejemplo, tener la idea de que no le van a creer. Lo más habitual es que,el hombre que maltrata a su mujer, sea una persona amable y encantadora fuera de casa; por lo que ella presupone que nadie la creería.

Puede también existir una dependencia económica de su pareja; que hará que  aguante todo lo posible y hasta lo imposible.

Por otra parte, la mujer puede haber desarrollado una dependencia emocional; y con ella, la falsa creencia de que, aunque la maltrata, la quiere. Tema del que ya hemos hablado en otro artículo.

Algunas otras mujeres, no se atreven a denunciar; creyendo firmemente que las consecuencias de una denuncia van a ser aún mucho peores.

¿Por qué no suele denunciar un hombre?

Los motivos por los que no suele denunciar un hombre el maltrato de su mujer son algo diferentes. Por una parte, no tienen apoyo jurídico; apenas existen leyes que protejan a los hombres maltratados. También hay falta de recursos para esto. Ni siquiera hay habilitado un número de teléfono, como en el caso de las mujeres.

Pero, probablemente, la principal causa de que un hombre no denuncie, es la vergüenza y el miedo al ridículo que pueda sentir; así como la sensación de humillación. Porque, socialmente, se nos han asignado algunos roles a hombres y mujeres y, uno de los que se les ha asignado a los hombres, es el de ser el más fuerte de la pareja o de la familia.

Desgraciadamente, estos casos pueden ser motivo de burla, incluso entre otros hombres; cosa que no ocurre nunca en el caso de una mujer.

Evitando el Maltrato

Las conductas violentas o el maltrato, se podrían evitar con una educación adecuada en la edad infantil. Enseñando a los niños valores como el respeto a los demás, independientemente de su género; así como el respeto por si mismos.  Enseñándoles a resolver conflictos sin la necesidad de usar la violencia; y ayudando a desarrollar una autoestima lo más sana posible.

Además, los adultos tendríamos que aprender a establecer nuestros límites. Para tener muy claro, y de paso dejarle claro a los que nos rodean, qué cosas estamos dispuestos a aguantar; y qué cosas no vamos a tolerar de ninguna manera. Y esto, no cuando llegue el primer golpe, sino mucho antes; con el primer insulto o la primera falta de respeto grave.

Pero, si ya estás dentro de una historia de maltrato, seas un hombre o una mujer, ¡pide ayuda! A la familia, a los amigos o a un psicólogo, a quien sea: es necesario saber pedir ayuda cuando pensamos que solos no vamos a poder.

Por qué es tan difícil dejar a alguien que te maltrata

Si alguna vez has decidido romper con una pareja, sabrás que no es una decisión nada fácil de tomar.

Se da muchas vueltas al tema antes de tomar esa decisión…nos produce dolor saber que haremos daño a esa persona, nos puede asustar la soledad… en fin; son muchos los motivos por los que es así de complicado. Y todo esto, en una relación a la que yo me voy a referir como “una relación normal”.

Claro que, después existen las relaciones que no son tan “normales”, esas relaciones en las que existe el maltrato. Y en éstas, esa decisión de romper con alguien que te maltrata es mucho, pero mucho más difícil.

Es verdad que a las personas que han tenido la suerte de no vivir esta situación, se les hace complicado entenderlo. ¿Por qué una persona, con mayor frecuencia una mujer, no puede dejar a alguien que la maltrata? No es tan fácil entenderlo cuando esto se vive desde fuera, sin embargo, lo cierto es que hay razones, muy poderosas.

Me he decidido a escribir sobre esto, porque recibo muchas consultas de mujeres maltratadas que no ven ninguna salida. Y mi intención es que este artículo pueda servirle a alguna de ellas.

Pero también, y de forma algo egoísta, me sirve para intentar aliviar la impotencia que siento cuando después de contarme las barbaridades que les hace y les dice su pareja, me dicen que no pueden dejarle, que no quieren divorciarse.

Que le quieren, que se sienten culpables sólo de pensar en dejarle, y que esperan que cambie y todo sea mejor.

Como decía, no es fácil entenderlo cuando se ve desde fuera; pero hay algunas buenas razones por las que tomar esa decisión es bastante difícil. Una de ellas y la que más peso tiene es la dependencia emocional.

La dependencia emocional

Es lógico pensar que lo que existe en esas personas es una dependencia emocional, y no amor. No, no puede ser amor, no se puede querer a alguien que te pega: que te insulta, que te humilla. No es amor lo que se siente.

Esa dependencia emocional se traduce en una auténtica necesidad de recibir cariño por parte de la pareja.  Al mismo tiempo, se tiene un miedo tremendo a la posibilidad de ser abandonado por ella. La combinación de ambas cosas, hace que la persona que es maltratada, se comporte de una forma sumisa; y así, evitar perder a esa persona que tanta falta le hace.

Pero éste no es el único efecto de la dependencia, hay algunos más.

La idealización del agresor

Se termina por idealizar a esa persona, aunque te maltrate; hasta el punto de que ella es lo más importante, lo prioritario…incluso por encima de ti misma.

Al tener idealizado a su agresor, la persona maltratada minimiza y justifica todo aquello que esa persona tiene de malo, que en estos casos es bastante.

Por eso, no es extraño escuchar frases como, “él no es malo, es  sólo que estaba enfadado”, por ejemplo. Además, las pocas cualidades buenas que pueda tener el maltratador, su víctima las resalta y maximiza. De hecho, cree firmemente que su agresor es superior a ella, y el agresor también lo cree, claro.

La dependencia es tal, que la víctima no soporta la idea de ser abandonada por su pareja; con lo cual hará todo lo posible para que esto no ocurra.

Maltratos, arrepentimientos y perdones

Pero claro, el maltrato no es constante del todo. Hay algunos momentos, en que el agresor parece que se arrepiente de lo que ha hecho y pide perdón. Incluso a veces, promete que no volverá a pasar, cosa que no ocurre nunca. Pero, aunque no ocurra nunca, en esos ratos de alivio y de aparente “buen rollo”, , en la persona maltratada se potencia la dependencia y el miedo al abandono.

Por si todo esto fuera poco, esos ratos que tiene el maltratador para ser amable y cariñoso, hacen que su víctima, cuando es maltratada, busque una causa que justifique el maltrato, porque “él es amable y buena persona”.

La causa que suele encontrar es ella misma, es decir, ella tiene la culpa de que la maltrate. Por supuesto, el maltratador también ayuda con algunas frases como, “ves lo que consigues que haga”, que la víctima se termina creyendo a pies juntillas.

Lo más habitual es que se terminen alternando los maltratos con los momentos de arrepentimiento y perdón. La persona que es maltratada, hace todo lo posible y hasta lo imposible, para que sean los momentos buenos los que predominen, para lo que continúa comportándose de manera sumisa.

Lo cierto es que esto no depende de ella, haga lo que haga, va a depender del maltratador.

La baja autoestima

Además de la dependencia emocional, la baja autoestima, es otra de las razones por las que una persona maltratada, no se atreve a dejar a su agresor. No se ve capaz de salir adelante por sí sola, no cree que valga y no cree que haga nada bien.

Pero claro, es que su maltratador ya se ha encargado, durante mucho tiempo, de hacerle creer eso mismo. Frases como, “no sirves para nada”, o “no haces nada bien”, dichas de forma continuada durante años, te puedo asegurar que provocan el efecto para el que están destinadas. Por lo tanto, si no se ve capaz de valerse por sí misma, no se atreverá a dejar a su pareja, y además, aumentará su dependencia.

El aislamiento social

La persona maltratadora también se encarga de esto. Son auténticos artistas. Se encargan de ir alejando a su víctima de su círculo social y familiar, ya sea haciendo la prohibición de manera explícita, o hablando mal de el entorno de su víctima. Pero puede ser también que la víctima, se aleje por decisión propia, en un intento de ocultar lo que está viviendo, por vergüenza o para no tener que dar explicaciones de un posible moratón.

Con esta situación, se ve aislada de su entorno, sin nadie con quien hablar, sin nadie a quien crea que puede pedir ayuda y con la idea de que no puede hacer nada, de que no hay salida.

Entenderás que, con todo esto, no resulta nada fácil tomar la decisión de marcharse, y más difícil aún, hacerlo.

Si por casualidad has llegado hasta aquí y estás viviendo algo parecido, ¡pide ayuda!

Habla con tu familia, con tus amigos, aunque te hayan separado de ellos, cuéntales lo que te pasa, habla con un psicólogo si puedes,… No tengas dudas de que te entenderán y te ayudarán.

Rosa Armas
Colegiada T-1670.

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