Por lo general, no nos resulta nada fácil diferenciar cuándo necesitamos la ayuda de un psicólogo urgente; o cuándo estamos simplemente pasando un mal día, e incluso, una mala racha…que pasará sin necesidad de buscar ayuda psicológica.
Pero también es verdad que aún hoy, hay muchas personas que se resisten a acudir a un psicólogo; a pesar de que puedan llevar mucho tiempo pasándolo mal. Y sólo se deciden a hacerlo, cuando el malestar que sienten llega a ser insoportable. Los motivos de esta indecisión pueden ser varios.
La indecisión para buscar Ayuda Psicológica
Por una parte existe esa dificultad que te decía, para diferenciar si “lo que me está pasando es algo que debe tratar un psicólogo, o si por el contrario es algo normal”.
Además de eso, existe la creencia de que para ir al psicólogo se necesita un motivo que sea muy grave. O aquella de que, “ya se me pasará con el tiempo». También la idea de que pedir ayuda es sólo para las personas débiles; todos estos factores influyen a la hora de no tomar la decisión de buscar ayuda psicológica.
Por supuesto, nada de esto es verdad. Y un psicólogo por teléfono o un psicólogo online, pueden ayudarte en aquellos momentos que necesitas hablar con alguien de inmediato, aunque tus problemas no sean extremadamente graves. No tienen por qué serlo; basta con que te produzcan malestar. Todos pasamos momentos en nuestra vida en los que nos viene bien una ayuda externa.
La norma sería que si algo te produce sufrimiento, o interfiere de cualquier manera en el transcurso de tu vida diaria, te conviene buscar ayuda psicológica.
10 situaciones en las cuales conviene pedir ayuda psicológica
Hablamos a continuación de diez situaciones o estados en los que podrías encontrarte; y que requerirían la ayuda de un profesional de la Psicología. Por si tienes la duda, y pudiéramos ayudarte a tomar una decisión.
Si sientes que tu estado de ánimo ha bajado y predomina la tristeza
Si bien es cierto que todos preferimos estar de muy buen humor, y sentirnos absolutamente felices todos los días, esto, simplemente no es posible. Cada emoción tiene su momento, o dicho de otra manera; cada cosa que nos ocurre, puede ir acompañada de una emoción, y esta será la que toque sentir en ese momento.
La tristeza nos sirve para adaptarnos a situaciones nuevas, sobre todo a situaciones de pérdida. Estas pérdidas pueden ser de personas, trabajo,rupturas de pareja, etc. Por lo tanto, en estos casos es necesario estar tristes; es lo que toca.
También tenemos días, e incluso algunos momentos de un día, en que podemos sentirnos tristes; sin que haya habido ninguna pérdida. Estos momentos tristes pueden tener infinidad de motivos, dependiendo de cada persona. Y tampoco debemos preocuparnos por tener esa emoción en un momento concreto.
El problema podría existir, cuando esa tristeza ya no es sólo un momento o un día.
Si la tristeza que se mantenga a lo largo de varios días y hasta semanas, sin que tenga un motivo claro y concreto, no es aconsejable dejar que pase el tiempo; esperando que se solucione por sí solo. Lo recomendable es hablar con un psicólogo, que pueda evaluar qué es lo que puede estar ocurriendo.
Si esperas a que ese estado de ánimo se recupere sin ninguna ayuda, es posible que sólo consigas que la situación empeore; ya que podría tratarse de una depresión. Si fuera así, necesitas saber qué cosas puedes hacer tú para empezar a sentirte mejor; y en eso puede orientarte un psicólogo.
Se sabe que cuando estamos bajitos de ánimo, lo que nos apetece es estar en casa, y si es en la cama mejor. Así que la opción de hablar con un psicólogo a través del teléfono, puede ser una opción perfecta; ya que, puede darte unas primeras pautas con las que puedes comenzar a mejorar.
Cuando aparece el miedo en situaciones donde antes no lo había
El miedo es otra de las emociones básicas que tenemos; y que al igual que la tristeza, no nos apetece mucho sentir. Lo cierto es que, es necesario que el miedo aparezca en determinadas situaciones. Sentir miedo en las ocasiones en las que nuestra vida puede correr peligro, es adaptativo; porque nos sirve para huir y ponernos a salvo.
Si no tuviéramos miedo nunca, nos comportaríamos de una forma temeraria y correríamos mucho peligro. El otro extremo de esto, y el motivo por el que habría que acudir a un psicólogo, se sitúa en la aparición del miedo ante situaciones que en absoluto son peligrosas. Y que pueden terminar limitando nuestra vida cotidiana.
El miedo a conducir después de llevar años haciéndolo; el miedo a tener una relación de pareja, o el miedo a salir de casa e ir al supermercado, son algunos ejemplos. Y serían motivos más que suficientes para buscar ayuda psicológica.
También en estos casos, esperar mucho tiempo empeora la situación. Puesto que se termina por evitar hacer todo aquello que nos da miedo, y el resultado siempre es el mismo; sentir miedo por más cosas cada vez . Esto termina limitando mucho la vida de la persona; y es algo que no debemos permitir.
Te diré que todas las fobias se pueden superar. Sólo es necesario seguir las pautas correctas, y no hacerlo de cualquier manera. Posiblemente, en el caso del miedo a salir de casa, sea el más complicado para buscar ayuda psicológica. Precisamente por eso; porque habrá que salir de casa para ello.
Recuerda que puedes consultar con un psicólogo a través del teléfono; que puede darte las pautas para empezar a superar esa fobia y recuperar tu vida normal.
Si sientes ansiedad con mucha frecuencia
Y aunque me repita un poco, tengo que volver a lo mismo; todos sentimos ansiedad en algún momento, y eso no es motivo para consultar a un psicólogo.
La ansiedad en su justa medida nos ayuda a funcionar mejor; y me explico. Cuando debemos hacer alguna cosa que para nosotros es importante, es muy probable que sintamos ansiedad. Por ejemplo, presentarnos a un examen, o tener que dar una charla en público, nos pondrá ansiosos. Y esto lo que significa es que nos preocupa que el resultado sea el mejor posible, y que queremos hacerlo bien. La ansiedad moderada en esos momentos, nos ayuda a estar con la alerta adecuada; y rendir lo mejor posible.
Hay otro tipo de ansiedad que no sólo no nos deja funcionar bien; sino que además nos bloquea. Esa ansiedad se presenta la mayor parte del día, y suele ser provocada por miedos irracionales.
Los síntomas de la ansiedad son: presión en el pecho, aceleración del ritmo cardíaco, aceleración de la respiración, temblor y sudoración. A veces se tiene la sensación de mareo, o de que lo que se vive no es real; como si fuera un sueño.
En estos casos, la ayuda psicológica es fundamental. Un psicólogo puede enseñarte a identificar los síntomas de la ansiedad desde el momento en que aparecen; a identificar los pensamientos que provocaron esa ansiedad, y qué es lo que debes hacer en ese momento en que aparece la ansiedad.
En resumen, la ayuda psicológica puede darte las herramientas que puedan servirte para aprender a controlar la ansiedad. Y esto es importante; porque la ansiedad excesiva termina por limitar nuestra vida diaria, y no nos deja funcionar todo lo bien que queremos.
Si no puedes controlar tus emociones
Con no controlar tus emociones quiero decir cuando tienes con frecuencia explosiones de rabia o de llanto; sin saber muy bien por qué. O cuando ha habido un motivo para ello; pero es un motivo que en realidad no sería lo bastante grave como para tener esa reacción.
Cuando sientes que no controlas esa estabilidad emocional que tenías antes; y llegas a un estado en que las emociones te desbordan de repente y no sabes cómo controlarlas, ni tampoco cómo explicarlo. Si esto ocurre, quiere decir que algo no está bien.
Hay alguna cosa de la que puede que no seas consciente, que hace que se produzca este estado. Y que puede hacer además que tengas la sensación de no controlar nada de lo que pasa en tu vida; y lo que es peor aún, puede que no te sientas satisfecho con tu vida, e incluso que no le encuentres sentido.
Es necesario que, con la ayuda de un psicólogo, investigues la causa de que se produzcan estos episodios. Qué es lo que va mal, que no sólo van a afectarte a ti, sino también a las personas que estén cerca. No sólo saber qué es lo que provoca ese desbordamiento ayuda a controlarlo; sino que existen herramientas muy útiles para ello.
Si tienes problemas con tu relación de pareja
Este punto es muy amplio; ya que los problemas de pareja pueden ser muchos y muy variados. Y muchas veces necesitamos que alguien que sea más objetivo que nosotros, nos enseñe a gestionar algunas cosas.
Podría ser por ejemplo, que tu pareja y tú, tuvierais muchas discusiones; y la convivencia se haya convertido en una auténtica guerra. Un psicólogo puede enseñarte a ti y a tu pareja a resolver los conflictos que se producen en el día a día; de una manera efectiva y sin la necesidad de que haya discusión. Una terapia de pareja online, puede ser una solución efectiva.
A veces, esas discusiones se pueden producir por cosas tan simples como la forma en que nos comunicamos con el otro; por la forma en que nos expresamos. Conocer cuál es la mejor manera de comunicarnos con los demás, para no molestar al otro y decir lo que queremos decir, puede ahorrarnos muchos malos ratos.
Relaciones tóxicas
Pero puede ser que el problema no sean las discusiones; podría ser que sientes que la relación que tienes te hace daño. En algunas ocasiones, podemos tener una relación de pareja que más que hacernos felices, nos hace sufrir. Puede haber celos, desconfianza, exceso de control al otro, chantaje emocional, es decir, podemos tener una relación tóxica y no nos damos cuenta, o sí, pero no sabemos cómo salir de eso.
Hablar con un profesional de la psicología, puede ayudarte en las pautas de lo que has de hacer. Pero como te decía, los problemas que pueden darse en una pareja son muy variados; y tal vez no sea nada de lo que acabo de decirte, tal vez sean otras pequeñas cosas que no sabes cómo resolver.
Sea lo que sea, la ayuda psicológica sin duda puede ayudarte a resolver la situación de la mejor manera; para que puedas recuperar la tranquilidad en la convivencia.
Si tienes un sentimiento de inferioridad
Sin lugar a dudas, tener una autoestima muy baja, es un motivo más que suficiente para acudir a un psicólogo. Y esto, es algo que se da con mucha frecuencia. El no tener la autoestima lo suficientemente reforzada, puede afectarnos en todos los ámbitos de nuestra vida.
La falta de autoestima nos afecta en nuestras relaciones personales, y también en las de pareja; porque puede hacer que nos comportemos de una manera sumisa. Que no sepamos poner límites a los demás sobre lo que nos molesta; que no podamos tomar decisiones, y lo dejemos todo en mano de los demás.
La falta de amor propio también afecta a nuestra vida laboral, porque no nos permite enfrentarnos a los retos que se nos puedan presentar; o a los objetivos que tengamos o que queramos cumplir. Además, la baja autoestima hace que nos sintamos a disgusto con nosotros mismos. Y eso no debemos permitirlo; somos la persona con la que tenemos que estar todo el tiempo.
El exceso de autoestima
Pero es igual de malo tener una autoestima demasiado baja, como una demasiado alta. Ninguna de las dos cosas son reales ni adecuadas. Cuando la autoestima está demasiado alta, puede producirte problemas con los demás; en el sentido de parecer alguien prepotente y poco empático, e incluso, insoportable y con complejo de superioridad.
Además, puede producir también, intolerancia a la frustración y conductas de auto-castigo después de haber cometido algún error; por pequeño que sea. Lo ideal es tener una autoestima realista e incondicional.
Hay herramientas que te ayudarán a subir tu autoestima y a hacer esas cosas que, no te atrevías o no sabías cómo hacer. Para conseguir esto, la ayuda psicológica te vendrá genial.
Si tienes niños y a veces sientes que no puedes con ellos
Tener hijos puede ser una de las cosas más gratificantes de la vida; pero también puede ser un trabajo muy duro. Ya sabemos que los niños no vienen con el libro de instrucciones. Y muchas veces, es posible que los padres no sepan cómo actuar en algunas circunstancias.
Los padres han de ponerle límites a los hijos en muchas ocasiones, para que no terminen siendo los niños los que mandan en casa. Otras veces, hay que conseguir que eliminen alguna conducta; o bien queremos que algunas otras las repitan y las conviertan en un hábito.
Hay que saber también, cómo actuar ante una rabieta de los niños pequeños. Todas estas cosas que muchas veces desbordan a los padres, las puedes consultar con un psicólogo; que te dará las estrategias más adecuadas para conseguirlo. Estrategias que son muy importantes; porque no sólo estás educando a un niño, estás educando a un futuro adulto.
Si el niño ya no es tan niño, sino que es un adolescente, no voy a decir que es peor; pero sí que es diferente. Ya no es un niño, con lo cual, no debes decirle eso de “porque lo digo yo y punto”. No es lo mejor. Pero tampoco es un adulto; con lo que tampoco debe hacer lo que quiera, sin normas.
Tendrás que aprender a negociar con tu hijo adolescente; de tal manera que pueda tener la libertad acorde con su edad. Las normas y las obligaciones deben ser justas; y así poder tener una convivencia lo más tranquila que sea posible.
Si en esta parte es en la que estás algo más perdido, la ayuda psicológica puede orientarte en cómo negociar con tu hijo.
Si tienes problemas en tus relaciones sexuales
Los pequeños problemas en las relaciones sexuales, son bastante frecuentes. La gran mayoría de las veces, no son nada grave y se solucionan con facilidad; pero sí que pueden afectar a la autoestima de la persona que los tiene. Mucho más que a su relación de pareja como tal; ya que el otro miembro de la pareja, suele darle bastante menos importancia.
El motivo principal de esos problemas sexuales, suelen ser la ansiedad, el estrés, y a veces el miedo. Por lo tanto, son esos aspectos los que hay que solucionar. Por lo general, cuando se resuelven estos factores de base, se resuelve el problema; y la persona vuelve a tener una vida sexual normal.
Consultar estas situaciones con un psicólogo, pueden serte de gran ayuda. Sin embargo, lo que suele ocurrir, es que la persona siente mucho pudor al tener que contarle a alguien un problema que es tan íntimo; aunque sea a un profesional.
En estos casos, o en cualquier otro en donde la timidez puede más que las ganas de solucionarlo, la opción de la ayuda psicológica a través del teléfono, es la más indicada. El no tener a nadie delante que te esté mirando, facilita mucho el poder hablar tranquilamente de algunos temas que pueden resultarte delicados de tratar.
Si tienes problemas a la hora de relacionarte con otras personas
Somos seres sociales por naturaleza y, relacionarnos con otras personas es fundamental. La sensación de pertenencia a un grupo; y el compartir con otras personas momentos agradables, vivencias y confidencias, hace que suba nuestra autoestima y nos sintamos mejor.
Algunas personas, por timidez, tienen problemas para relacionarse con otros y para conocer gente. Pero, hay algo aún más grave que la timidez; y es la fobia social.
La persona que tiene una fobia social, tiene verdaderos problemas. No sólo para conocer gente, sino para una simple conversación con alguien; e incluso, para estar en sitios donde haya otras personas.
La persona puede sentir que se acelera su respiración y su ritmo cardíaco; tiene temblores, sudoración y sensación de mareo. Se le presentan los síntomas típicos de los ataques de ansiedad, cuando se encuentra en alguna de estas situaciones.
Naturalmente, la fobia social limita, y mucho, la vida de la persona; quién termina aislada y con una vida solitaria. Porque lo pasa muy mal en cualquier acontecimiento social.
Esta fobia social, como el resto de ellas, es un miedo irracional a algo que realmente no es peligroso. Y que es posible resolver con ayuda psicológica. Existen técnicas muy eficaces para poder superar una fobia, cualquiera que sea. Así que si este es tu caso, consultarlo con un psicólogo sin duda te ayudará a resolverlo.
Si has roto con tu pareja recientemente
Estar enamorado o enamorada, y tener una relación de pareja, posiblemente sea de las cosas que nos hacen más felices. Podríamos decir que es el motor que nos ayuda a funcionar.
Algunos estudios demuestran que cuando nos enamoramos, las áreas de nuestro cerebro que se activan,son las mismas que se activan en un adicto a la cocaína. Es decir; el enamoramiento produce una auténtica adicción a la persona de la que nos enamoramos.
Por esta misma razón, lo pasamos tan mal cuando rompemos con una pareja. Es un momento tan doloroso, que sentimos la necesidad de que alguien nos diga qué podemos hacer para sentirnos mejor.
Dependiendo del motivo de cada ruptura y, dependiendo también de cada persona, habría que trabajar en llegar a aceptar la nueva situación. O bien, aprender a gestionar algunas emociones que surgen con una ruptura; como pueden ser la culpa o la rabia.
Incluso, en algunas ocasiones, el saber cómo debemos actuar a partir de ese momento con respecto a nuestra ex pareja, nos vendría bien. Porque que todos hemos hecho alguna vez cosas que no eran buenas para nosotros mismos.
Los amigos están para escucharnos; pero no siempre saben cómo ayudarnos
Por eso, la consulta a un psicólogo en cualquiera de estos casos, puede ayudarnos a gestionarlo mejor; y finalmente a superarlo.
Estos son sólo diez motivos por los que sería necesario pedir ayuda psicológica. Pero ni a todos nos afectan de igual manera las mismas cosas, ni todos tenemos los recursos para enfrentarnos a lo que nos ocurra. Y pueden ocurrirnos muchas más cosas además de éstas.
Por esa razón, si algo te inquieta, te produce malestar y no sabes de qué manera solucionarlo, nunca está de más consultar con un profesional que, simplemente, te ayudará a sentirte mejor.
Motivos para recibir ayuda psicológica
A continuación, te explico seis motivos por los que es aconsejable recibir atención psicológica; que pueden ayudarte a tomar la decisión.
1- Los problemas no se resuelven solos.
Como decía antes, muchas veces creemos que dando “tiempo al tiempo”, se resolverá ese problema o malestar que sentimos. Pero lo cierto es que casi nada se soluciona, si tú no haces algo para solucionarlo.
2- Todos necesitamos ayuda
En general, a todos nos fastidia mucho tener que reconocer que solos no podemos, pues no, a veces solos no podemos y se hace necesario buscar ayuda. Ten en cuenta que, pedir ayuda psicológica no es un signo de debilidad, todo lo contrario, no es más que una buena manera de solventar algo que nos hace sufrir.
3- Encontrarás objetividad
Un psicólogo es un profesional de la salud mental que no nos conoce de nada ni tiene un vínculo afectivo con nosotros, por lo tanto, podrá ser objetivo con el problema que le planteemos sin dar opiniones personales. Simplemente, te dará una explicación de lo que ocurre, desde el punto de vista psicológico y te pondrá un tratamiento de acuerdo al problema que le has planteado.
4-Vas a ser escuchado sin que nadie te haga un juicio
Recuerda, un psicólogo no es un juez ni nada que se le parezca. Va a necesitar conocer muchas cosas de ti, de tus pensamientos, de tus emociones, de cómo te relacionas con el resto del mundo, pero esto será para poder evaluar cuál es el problema y para aportarte el tratamiento que se ajuste a tus necesidades, pero nunca para hacer un juicio de valor ni para recriminarte nada en absoluto, esa no es su función.
5- Las consultas son confidenciales
Los psicólogos de profesión están obligados a mantener el secreto profesional. Esto te aportará la tranquilidad para expresarte libremente en todo lo que necesites decir; puesto que lo que hables con tu psicólogo, se quedará entre tú y él.
6- Te dará herramientas para solucionar el problema
Podemos desahogarnos hablando de lo que nos pasa con un amigo o un familiar; pero sólo nos servirá para eso, para desahogarnos. El psicólogo tiene la formación para aportarnos las herramientas de atención psicológica; que nos sirvan para resolver el problema de manera efectiva.
La atención psicológica por teléfono
Si después de todo esto, te sigue dando pudor ponerte delante de un psicólogo; o piensas que no tienes tiempo para eso, recuerda que siempre puedes buscar ayuda psicológica telefónica.
La atención psicológica telefónica te brinda la comodidad de poder acceder a ella a cualquier hora del día, desde tu propia casa y en un horario conveniente. Es igual de confidencial que la consulta tradicional; y además, cuentas con el total anonimato; lo cual muchas veces facilita el poder hablar de cualquier tema personal. El Psicólogo por Teléfono es una alternativa válida que te brinda flexibilidad.
Y si se trata de tu pareja u otro familiar o persona cercana quien requiere de ayuda, y le cuesta decidirse a hacerlo; es posible que sea más fácil motivarle a contactar un servicio de ayuda psicológica telefónica.
Cómo aprender a pedir ayuda
Las personas somos seres sociales que pertenecemos a grupos formados por otras personas. Y el hecho de pertenecer a un grupo, hace que podamos disfrutar del apoyo y la ayuda de aquellos que nos rodean.
Sin embargo, hay algunas personas que prefieren no pedir ayuda nunca, o casi nunca; porque consideran que son o deben ser autosuficientes. Y eso puede llevarles a tener problemas, tanto a nivel físico como emocional. De aquí la importancia de aprender a pedir ayuda
Aún sabiendo que hay quien le pueda ayudar, algunas personas no son capaces de pedir ayuda cuando la necesitan. No saber cómo pedir esa ayuda, el miedo a lo que piense la otra persona, el miedo a mostrarse como alguien débil, e incluso, el exceso de orgullo que una persona tenga, podría hacer que mucha gente se prive de pedir una ayuda que le sería muy valiosa.
Se ha demostrado que, obtener la ayuda, apoyo y colaboración de las personas que nos rodean, es un factor que tendrá mucha importancia en nuestra salud mental y física.
El tipo de ayuda en cuestión, puede ser de diferentes formas, puedes necesitar dinero, por ejemplo, pero también puedes necesitar hablar con alguien y desahogarte, o que te recojan a los niños del colegio, o que un amigo te lleve a alguna parte, porque ese día no tienes coche.
Pedir esa ayuda cuando la necesitas, puede llegar a evitarte problemas psicológicos como la tristeza o la ansiedad; pero también la sensación de soledad.
Claro que ese apoyo o ayuda, en ocasiones no llega por sí sola, y entonces, es necesario saber pedirla, para reforzar el sentimiento de pertenencia al grupo. Además de ayudarnos a sentir que las personas cercanas nos cuidan, y por lo tanto, nos quieren.
Por qué a veces nos cuesta tanto aprender a pedir ayuda
Como siempre digo, no hay un único motivo por el que podemos no pedir ayuda. Pero los más frecuentes son los siguientes.
- El miedo: el miedo a lo que pueda pensar de nosotros la persona a la que se la pedimos. Podemos creer que la otra persona pensará que somos unos caraduras, por ejemplo, o bien, que piense que somos personas débiles que no nos las arreglamos por nosotros mismos. Pero incluso, el miedo a recibir un “no”, puede hacer que no pidamos esa ayuda. Por lo general, las personas con estos miedos, hacen todo lo posible por hacer ellos solos lo que tengan que hacer, antes de pedir ayuda a otros, con lo que terminan agotados y estresados.
- El desconocimiento: otro de los motivos frecuentes por los que no se pide ayuda, es por no saber cómo hacerlo. En este caso, se trata de personas con una baja asertividad, que no saben cómo expresar sus necesidades de una manera clara, al mismo tiempo que respetan las de la otra persona.
- Por último, también tiene mucho que ver las experiencias previas que se tengan. Es decir, si en el pasado se ha pedido ayuda y se le ha negado de manera reiterada; o si se le han hecho críticas por haberse atrevido a pedir ayuda, es más probable que se llegue al punto de no pedirla y arreglárselas por su cuenta.
Qué consecuencias puede tener no pedir ayuda nunca
Como te decía, no pedir nunca la ayuda de los demás, ir por la vida de autosuficientes para todo, tendrá una serie de consecuencias para tu salud emocional, pero también para la física.
El apoyo social que tenemos, es uno de los factores que más disminuyen las emociones negativas que sentimos. Cuando no eres capaz de pedir ayuda, no vas a percibir ese apoyo social, con lo que, podrás tener más sensación de soledad, de frustración, podrás sentir más cansancio y hasta más estrés.
Además de estas emociones, las personas que no piden ayuda suelen tener altos niveles de ansiedad, que al final están causados por la sensación de que todo tienen que hacerlo ellos y de que no pueden solos con todo.
Pero, las personas que no quieren pedir ayuda, tampoco suelen aceptarla cuando alguien se las ofrece. Esta actitud suele provocar deterioro en sus relaciones sociales, y como consecuencia, que sea aún mayor la falta de apoyo social. Es la pescadilla que se muerde la cola.
A consecuencia del estrés, tendrán síntomas físicos como dolores de cabeza, problemas de sueño, problemas digestivos, etc.
Cómo pedir ayuda
Si eres de esas personas a las que les da apuro o vergüenza pedir ayuda para algo, si te da miedo lo que puedan pensar de ti por hacerlo, tal vez te puedan ayudar los siguientes puntos.
Cuando veas que realmente necesitas que te echen una mano, y digo realmente porque tampoco se trata de que te lo hagan todo, elige a la persona que creas que es la más adecuada para ayudarte. Esto también lo decíamos en el artículo de aprender a delegar.
De las personas que tienes cerca, es mejor que elijas a la que esté mejor preparada, o bien a la que se le dé mejor aquello a lo que necesitas que te ayude, o bien, a la que, por sus circunstancias, le venga mejor. Si no lo haces así, es posible que obtengas más negativas, y no porque no quieran ayudarte, sino porque quizás no es la persona que mejor puede hacerlo.
Elige un momento en el que esa persona no tenga demasiada prisa, ni demasiados problemas propios que resolver, porque si tiene asuntos urgentes, no podrá atender a los tuyos, y exponle cuál es tu necesidad.
Evita decir que tienes un problema, es mejor que digas que necesitas que te eche una mano.
Dile, de manera clara y concreta, que no hay por qué dar rodeos, qué es lo que necesitas que esa persona haga por ti. Además, también puedes decirle en qué te va a beneficiar su ayuda.
Por último, no olvides agradecerlo y expresarle lo bien que te vendrá que te preste esa ayuda. Expresiones como, “te lo agradecería mucho”, o “me harías un gran favor”, pueden servir como un refuerzo para esa persona.
Con todo esto, si necesitas ayuda para algo, no tengas miedo de pedirla, lo peor que puede pasar es que te digan que no. Y, tampoco seas orgulloso, todos necesitamos ayuda alguna vez.
Rosa Armas
Colegiada T-1670.