Yo diría que es casi inevitable, o al menos difícil de evitar debido a nuestra condición de seres sociales. Me refiero al hecho de querer tener a nuestro lado a un compañero o compañera de viaje: a una pareja.
La gran mayoría de las personas buscamos eso: tener a nuestro lado a una persona especial, con la que podamos compartir buenos y no tan buenos momentos…que nos apoye y comprenda cuando lo necesitemos. En definitiva, alguien que nos proporcione compañía, cariño, amor y respeto.
Cuando encuentras a esa persona que buscabas, y después de algún tiempo con ella; es bastante frecuente que te des cuenta de que la relación no es tan idílica como habías imaginado en un principio.
Y es que siempre va a haber conflictos de pareja y desacuerdos. Entre otras cosas, porque cada uno es diferente…cada uno tiene una forma de ver las cosas, unos valores, unas creencias y por tanto, distintas opiniones. Con lo cual habrá que aprender a negociar.
Pero claro, el problema no está en tener esos desacuerdos que tiene cualquier pareja, porque esos se pueden negociar y resolver. El problema real se presenta cuando sufres por amor.
¿Hay que sufrir por amor?
Parece ser que algunas personas así lo creen. Hay quien da por hecho que estar enamorado, lleva implícito tener que sufrir por amor. Pero quizás esa idea no es correcta, y no sea más que el producto de algunas creencias socialmente establecidas.
Como digo: hay una idea muy generalizada sobre el amor, y es que éste te hace sufrir. Y tal vez tendríamos que aprender a revisar algunas de nuestras creencias, porque no: el amor no implica sufrimiento, en absoluto.
El amor te hace feliz…si te hace sufrir habría que llamarlo de otra forma. Pero además, en ese caso (en el caso de que te haga sufrir), tendrías que plantearte muy en serio la conveniencia de continuar con esa relación.
Otra creencia que hemos tenido todos alguna vez, es que buscamos a esa persona especial para que nos haga felices. Tampoco esto es verdad. Debes saber (si no lo sabes ya) que tu felicidad depende exclusivamente de ti mismo, no está en las manos de nadie más.
Sin lugar a dudas: la letra de algunas canciones en las que se nos cuenta que “uno no puede vivir sin el otro” o que “sin la otra persona no eres nadie” han hecho mucho daño a nuestra manera de interpretar el amor.
De algunas canciones, y de muchas otras fuentes, hemos llegado a la conclusión de que la manipulación, la toxicidad y la dependencia, por ejemplo, forman parte de un amor sano y verdadero.
Con todas estas creencias no es de extrañar que muchas veces iniciemos, y además mantengamos, una relación que en absoluto nos conviene tener…que no sólo no nos hará felices, sino que además nos hará sufrir.
¿Cuáles son las señales de que esa persona no es la que te conviene?
Muchas veces no las vemos, y no porque no sean señales obvias: sino simplemente porque no queremos verlas. Aún así hay varias señales que nos indican que esa persona no nos conviene, y son las siguientes.
Solo se hace lo que tu pareja dice
Cuando tienes una relación de pareja en la que todo lo que se hace satisface exclusivamente los deseos y las necesidades de uno de los miembros de la pareja (es decir los de tu pareja), ten por seguro que esa relación no te conviene.
Si todo lo que haces con tu pareja es lo que a ella le gusta, lo que ella decide, lo que ella quiere…ya sea por una orden directa, una amenaza, o bien una manipulació: como por ejemplo eso de “si me quisieras de verdad…” será mejor que te lo pienses bien.
En una relación sana se ha de buscar el beneficio, el bienestar y la satisfacción de las dos partes.
Siempre eres culpable de todo
Cuando de todos los problemas que puedan surgir en la convivencia o fuera de ella, ya sean grandes o pequeños, tu pareja tiene muy claro que el o la culpable eres tú.
Si esto ocurre, si de todo tienes tú la culpa (supuestamente, claro)…es otra señal de que esa relación no te conviene. En estos casos, tal vez sería bueno que reflexionaras sobre ello: antes de que empieces a creerte de verdad que toda la culpa es siempre tuya.
Recibes todos los reproches
Si además de las culpas, tu pareja se pasa gran parte del tiempo dedicándote reproches y críticas a todo lo que haces o dices.
Si todo lo que haces le parece mal: si todo lo que dices es para tu pareja una tontería, es también el momento de pensarte la relación con detenimiento. Cuando algo como esto ocurre, se trata sin duda de una relación tóxica. Y si no tomas medidas, terminará por destruir tu autoestima.
Tiene mal carácter
Si tiene un carácter tan fuerte que no es capaz de controlarlo, y por la mínima discusión rompe algo o da golpes a lo que tenga delante; es probable que la convivencia con esa persona no sea tan fácil como tú te creías.
Todos tenemos nuestro carácter…eso no es malo en absoluto. Pero eso es una cosa y otra muy diferente es el comportamiento agresivo. Una agresividad que aunque no vaya dirigida directamente a ti, sí que llega a intimidarte.
No te permite tener tu espacio
Cuando tu pareja no te deja ni a sol ni a sombra: si a donde vas tú, te acompaña, o si cuando vas sola o solo a cualquier sitio tienes que mantenerle informado y tienes que demostrarle que estás donde dijiste que estarías (con una foto o con tu ubicación), es una señal bastante buena de que esa persona no te conviene.
Estas situaciones, con el tiempo, se hacen insufribles. Pero si además escuchas de su boca cosas como “dónde estás mirando”“no me gusta que te pongas esa ropa” o expresiones parecidas ¡mucho cuidado! Estas cosas siempre van a más.
Pero no hace falta que vayan a más: solo con estas expresiones es suficiente para tener claro que esa persona no te conviene.
Te controla a través del móvil
Esto se hace mucho últimamente. Si te reprocha haber estado mucho tiempo conectado/a al WhatsApp o al Facebook; o te pide que le enseñes la conversación que tuviste con alguien.
Si te pide que le enseñes tu móvil, o si te exige que elimines a alguien de tu teléfono o de tus redes sociales, que no te quepa ninguna duda: esa persona no te conviene.
Dejas de lado todo lo que te gustaba
Puede que llegue un momento en tu relación en el que te des cuenta de que has dejado a un lado todo aquello que te gustaba, te interesaba o te motivaba: pero no para hacer otra cosa, sino para no hacer nada.
Puede que haya sido por decisión tuya, en cuyo caso es mala señal…porque significa que te has dedicado a tu pareja y te has olvidado de ti.
Si por el contrario ha sido decisión de tu pareja, peor todavía. Porque te ha apartado de tus intereses, seguramente por un interés propio. En cualquiera de los casos, es evidente que esa persona no te conviene.
No comparte nada contigo
Cuando pasas demasiado tiempo sin tu pareja, porque él o ella están siempre tan ocupados que no le queda tiempo para compartir contigo…es señal de que las cosas no irán a bien.
Si la situación es ésta, y no hay indicios de que vaya a cambiar (por mucho que lo hayas hablado y se lo hayas pedido), quizás tendrías que pensar si es mejor estar solo teniendo pareja, o estar solo del todo.
Estas son algunas señales a tener en cuenta (si se dan de forma repetida, claro) para saber si esa persona te conviene o no.
Pero sin lugar a dudas, la mejor señal es tu propia intuición. Tú mismo, o tú misma, en el fondo y sin señales, sabes perfectamente cuándo una persona no te conviene.
Rosa Armas
Colegiada T-1670.