Es algo que no nos resulta tan sencillo de hacer. Y es que sin que lo queramos, nuestra mente, nuestros pensamientos, y a veces nuestros sentimientos, se quedan anclados en el pasado; en una etapa en la que ya no deberían estar y a la que ya no pertenecemos.
Por eso: porque echamos de menos algunas cosas pasadas, porque sentimos añoranza de tiempos o personas que pasaron por nuestra vida. Es por lo que resulta tan complicado cerrar una etapa o un ciclo de nuestra vida.
Sin embargo, debemos hacerlo. Nos guste más o menos, debemos cerrar ciclos o superar etapas, como quieras llamarlo.
Nuestra vida se compone de diferentes etapas, que se van sucediendo una tras otra. Cuando se cierra una, irremediablemente se abre otra…pero es necesario cerrar la anterior para poder seguir adelante de manera sana. Y sobre todo, para que se produzca un crecimiento personal y un aprendizaje, que de eso se trata.
¿Qué es un ciclo en nuestra vida?
Un ciclo en nuestras vidas se puede definir como un espacio de tiempo concreto: en el que vivimos una serie de emociones (buenas y malas) y una serie de vivencias (buenas y no tan buenas); y por lo general acompañados por unas personas concretas. En definitiva una experiencia vital, que llega un momento en que se termina, para que se inicie otro ciclo.
Podemos poner como ejemplo una relación de pareja que termina, pero podría ser cualquier otro cambio que se produzca en nuestras vidas: un cambio de trabajo, de ciudad o de país, la muerte de un ser querido, etc.
Sin embargo: que se termine ese periodo de tiempo, que termine objetivamente hablando, no quiere decir que nosotros lo hayamos cerrado. Cerrar un ciclo desde el punto de vista psicológico significa que ese cambio deje de dolernos, que lo que se queda atrás no nos produzca un gran sufrimiento…que hayamos sacado un aprendizaje de esa etapa, y que ese aprendizaje lo integremos en nuestra vida como parte de nosotros.
¿Cómo cerrar los ciclos?
Bueno, ahora viene la noticia que no sé decirte si es buena o mala: y es que sólo hay una manera de cerrar un ciclo, sólo hay una forma de cerrar una etapa de nuestra vida. Y esa manera es viviendo un proceso de duelo, que nos servirá para adaptarnos a la pérdida que hemos sufrido, y por tanto para adaptarnos a la nueva situación.
Ya querría darte otra forma más sencilla, pero no la hay. Me temo que ese refrán popular de ”la mancha de mora con otra verde se quita”… no es tan buen consejo.
Las grandes preguntas serían entonces: ¿cómo cerrar un ciclo en nuestra vida? ¿y cómo saber que efectivamente lo hemos cerrado?
Vamos a hablar entonces de cómo hacer para cerrar un ciclo, puesto que hacerlo de manera sana y eficaz lleva un proceso. Entenderás después por qué hablo de “manera sana y eficaz”.
Cerrar un ciclo de manera sana y eficaz
Para que podamos entendernos mejor, hablaremos de un ejemplo concreto que podría ser este:
Tu pareja te dice un buen día que quiere romper la relación que tiene contigo. Pero como dije antes, podría ser cualquier otra situación que conlleve un cambio importante en tu vida.
El cierre de ese ciclo se inicia precisamente con esa noticia. Con la noticia que te da tu pareja de que quiere terminar con la relación. Justo con ese impacto, con el impacto que produce una noticia como esa y en ese mismo momento en que te enteras, comienza el proceso de cerrar ese ciclo.
Una vez que ya tienes conocimiento del cambio que está a punto de producirse en tu vida, toca lo que se podría corresponder con algunas fases de un duelo, es decir, aparecen las diferentes emociones.
Aparece por ejemplo, la tristeza, la culpa, la rabia o el despecho que es rabia en definitiva…No tienen por qué aparecer necesariamente en este orden y pueden ir fluctuando. De hecho suelen variar mucho, dependiendo de cómo estemos en cada momento y del día que tengamos, porque no todos los días serán iguales.
Después de las emociones viene lo mas duro
Bien, pues ya hemos llorado lo inenarrable, nos hemos enfadado con el mundo, hemos pataleado y hemos sentido culpa también…lo hemos pasado verdaderamente mal y parece que el trabajo duro ya está hecho ¿verdad?
Pues no: el trabajo más duro viene después de todo eso. Después de sentir todas esas emociones que no podemos (ni debemos) evitar sentir, toca la parte más difícil.
- Toca echar de menos la situación anterior y adaptarnos a la nueva. Cosa que, por supuesto, requiere su tiempo.
- Toca contarle a los amigos y conocidos que aún no lo saben, cuál es la nueva situación, y por tanto, revivir otra vez, lo que ya hemos vivido.
- Toca, perdonar a las personas que creamos que tenemos que perdonar, pero también toca perdonarnos a nosotros mismos por los errores cometidos.
- Toca aceptar la situación actual. Que siempre será uno de los primeros pasos para superar la anterior.
- Toca pedir ayuda psicológica; si lo consideramos necesario.
- Toca también, reforzar nuestra autoestima, que seguramente ha quedado algo dañada.
- Además, toca volver a confiar en quien se acerque, porque ya no confiamos en nadie.
Y… seguramente tocan muchas cosas más pero, hay dos cosas que es muy importante que hagamos si queremos de verdad cerrar el ciclo.
La primera de ellas es encontrar cuál ha sido nuestra responsabilidad en lo que ha ocurrido. Porque te aseguro que la hay, siempre la hay. Pero claro, encontrar nuestra parte de culpa o de responsabilidad no es para castigarnos el resto de nuestra vida. Es para sacar un aprendizaje de ello, que quizás nos venga bien para una situación futura.
Pero claro, esto no sirve para todas las situaciones. Hay algunas en las que no tenemos ninguna culpa, sino que son cosas que simplemente ocurren. Como por ejemplo, el fallecimiento de un familiar. Hay otras en las que sí que tendremos algo que ver: como sería una ruptura de pareja. .
La segunda cosa que hemos de hacer es, sacar un aprendizaje de esa experiencia: sacar la parte positiva de esa etapa. Pero no sólo de una responsabilidad nuestra, sino de la experiencia en conjunto.
Debemos internalizar qué es lo que hemos aprendido: cómo hemos crecido como personas con esa experiencia, cómo hemos mejorado, y qué es lo que nos ha aportado. Un aprendizaje que deberemos integrar en nuestra vida…como algo importante que hemos adquirido y que no vamos a olvidar.
Por lo tanto: cerrar un ciclo implica poder seguir avanzando en nuestra vida, a pesar de la pérdida sufrida. Implica recordar esa etapa con cariño, pero no con dolor ni con la necesidad de recuperarla. Implica agradecer por lo que fue y no sufrir por lo que ya no es. Como ves, algo ciertamente complicado.
¿Cómo sabremos si de verdad hemos cerrado el ciclo?
El ciclo estará cerrado cuando, mirando atrás y recordándolo, no nos desbordará la emoción: ni de tristeza, ni de rabia, ni de nada.
Eso si, en el ejemplo que habíamos puesto de una ruptura, no esperes que si te encuentras con esa persona que quiso romper contigo, te sea absolutamente indiferente. Eso simplemente no es posible. Porque esa persona fue alguien que formó parte de tu vida, y nunca te va a ser indiferente del todo.
Lo que sí ocurrirá, es que no habrá emociones que te superen ni te desborden.
El otro indicador de que has cerrado es que finalmente serás capaz de agradecer lo bueno que viviste durante esa etapa.
Cuando no somos capaces de cerrar una etapa y aprender la lección, es probable que la vida nos presente otra igual, para que la aprendamos. Eso al menos es lo que he escuchado en muchas ocasiones.
Quizás por eso, no es tan difícil encontrar personas que digan eso de “siempre me enamoro de alguien que no me trata bien”. Es posible que en relación con esas situaciones, aún tengan algo que aprender de alguna etapa anterior.
Rosa Armas
Colegiada T-1670.