Como afrontar la enfermedad mental de un familiar

afrontar la enfermedad

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Hay algunas creencias a nivel popular acerca de las enfermedades mentales, que o bien son falsas, o bien son  algo equivocadas y no se corresponden del todo con la realidad. Estas ideas equivocadas crean prejuicios en muchas personas, que únicamente desaparecen cuando se tiene a alguien cercano que sufre una de estas enfermedades. 

Las enfermedades mentales son un problema de salud, que de la misma manera que las enfermedades físicas, pueden afectar a cualquier persona sin ninguna distinción. 

Es cierto que nunca esperamos que nos ocurra a nosotros, ni tampoco a un familiar nuestro: pero ocurre, y no con poca frecuencia. 

El diagnóstico de la enfermedad

Lo más habitual es que la familia de una persona con una enfermedad mental, no sepa cómo afrontar la situación que se vive en casa. Pero además, suele resultar muy complicado gestionar las emociones que surgen a la hora de recibir un diagnóstico de este tipo. 

En general, las familias sienten bastante impotencia, ya que no saben muy bien cómo pueden ayudar a esa persona para que se sienta mejor. En otros casos, es posible que no se tome en serio los problemas que tiene ese familiar. 

Por ejemplo, hay muchos casos de personas con ansiedad, a quien los familiares suelen decirle que lo que le pasa son “tonterías”, que lo que tiene que hacer es relajarse. Claro que, lo que hay detrás de esta frase, es un gran desconocimiento de lo que es y cómo actúa la ansiedad.

En muchas ocasiones, se entiende la enfermedad mental no como la enfermedad que es, sino como una debilidad de la persona que la sufre. O bien como la poca motivación que tiene esa persona para salir adelante.  

Pero puede ser aún peor, puede pasar que la enfermedad se le esconda al entorno, que no se hable de ella para nada, como si de un auténtico delito se tratara. 

Qué hacer ante la enfermedad mental de un familiar.

Por supuesto que las familias de una persona que tiene una enfermedad mental pueden aportarles muchas cosas positivas, unido claro está a un tratamiento médico. Estas son algunas de las cosas que puedes hacer si estás en esa situación. 

No ignores la evidencia de que algo no va bien

Es cierto que una enfermedad mental no suele detectarse tan rápidamente como sería lo deseable. Así que si aún no hay un diagnóstico médico, pero adviertes que un familiar tuyo tiene un comportamiento que te parece extraño a lo que es habitual en él, busca ayuda profesional. 

Tal vez esa persona no pide ayuda por miedo, o quizás porque piensa lo mismo que tú. Y lo que podrías pensar es que es una “tontería”, si le ves más ansioso de lo normal. O quizás puedas pensar que es algo puntual que se le pasará con un poco de tiempo. 

Tal vez pienses que no quiere hacer nada en su vida, si le ves triste y apático la mayor parte del tiempo. Pero podría ser que no se trate de nada de eso, y que sea realmente una enfermedad mental que necesite tener un tratamiento. Por lo tanto, cuanto antes se le ponga ese tratamiento, mucho mejor. 

Obtén información fiable acerca de esa enfermedad

No es frecuente que la persona que tiene la enfermedad mental, esté en condiciones de buscar información sobre la misma. Por tanto, si ya hay un diagnóstico, busca tú la información que necesites saber. Es normal que ante una enfermedad de este tipo sientas miedo, tristeza o cualquier otra emoción que no te guste tener. 

Cuando te informas bien sobre dicha enfermedad, en qué consiste, qué síntomas tiene, cuáles son las conductas habituales que conlleva, cuál es su tratamiento, cuáles son los efectos secundarios del mismo, etc…todas esas emociones se van a reducir, porque tendrás toda la información que necesitas tener para gestionarla. 

Además, tener una buena información te ayudará a no crearte expectativas que no sean realistas acerca de dicha enfermedad. 

Cuéntale a la familia todo lo que sabes acerca de la enfermedad

Es importante que toda la familia sepa lo que ocurre, que todos sean partícipes de ello. Cuando todos saben qué es y cómo funciona la ansiedad, o una depresión, por ejemplo, será más fácil que sepan cómo actuar con esa persona en cada momento. 

Al mismo tiempo, hay que hacer que esa persona se sienta querida por su familia, que se sienta como uno más, por supuesto, que no se sienta discriminado o apartado de ninguna actividad de la familia. Todo el cariño que se le pueda dar en ningún caso sustituye al tratamiento médico, pero sí que puede ayudar. 

Cuida de tu familiar, pero no te olvides de ti

Es frecuente encontrar a personas que por cuidar de un familiar con una enfermedad, dejan de lado su propia vida. Es necesario buscar el término medio, y aprender a diferenciar entre dos cosas. Por una parte, las necesidades que pueda tener esa persona y por la otra, volcarse total y absolutamente en ella. 

No es necesario que le sobreprotejas, las cosas que pueda hacer por sí sola, es mejor que las siga haciendo por sí sola. Por otra parte, no dejes de lado tu vida familiar y social. 

Pero además, si tienes emociones negativas con frecuencia como pueden ser, tristeza, rabia, irritabilidad, frustración, o bien tienes insomnio, busca ayuda profesional para ti. Es bastante frecuente que, después del diagnóstico de una enfermedad mental en la familia, que es algo que nunca se espera, aparezcan estas emociones o algún otro malestar en algunos miembros.

Por otra parte, existe lo que se llama el síndrome del cuidador, que consiste en el desgaste y agotamiento físico y mental, de las personas que se dedican al cuidado de un familiar enfermo, por tanto, no te olvides de cuidar de ti y no dejes de lado tu vida, tus amigos y tus actividades. Al mismo tiempo, recuerda que puede haber más miembros  en la familia que también necesiten ser escuchados, a los que tampoco debes desatender. 

No estigmatices la enfermedad

Como decía antes, muchas veces se le esconde la enfermedad al entorno social, seguramente por miedo a lo que digan o piensen otros, o bien por los prejuicios propios. Esto sólo conseguirá que la persona que tiene la enfermedad, se sienta culpable de lo que le ocurre, que en absoluto es culpa suya. O bien, que quiera esconder lo que le pasa por miedo a las reacciones de los demás. 

En este sentido, se le puede ayudar de varias formas, por ejemplo:

  • Escuchándole cuando tenga la necesidad de hablar de lo que le pasa, sin que tengas la idea de que no es importante, porque para esa persona sí que lo es. 
  • No le insistas en que tiene que estar bien, o en que tiene que pensar y hablar de manera positiva, porque habrá momentos en los que no pueda hacerlo, dale su tiempo. 
  • Responde a las preguntas que pueda hacerte algún conocido acerca del tema, con la mayor naturalidad, porque no hay nada que esconder, y mucho menos de lo que avergonzarse. Y es que, los prejuicios de los otros, se suelen dar principalmente por ignorancia y no por hechos probados, así que, si alguien pregunta, infórmale. 
  • Busca a personas o asociaciones con las que puedas hablar de ese tipo de enfermedad, y no sólo encontrarás apoyo, sino que obtendrás más información sobre ella, que te ayudará a llevarla mejor. 

Rosa Armas 

Colegiada T-1670. 

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