Cómo aprender a delegar tareas

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Hay muchas personas a las que les cuesta delegar, a las que les cuesta mucho compartir algunas tareas… tareas que otras personas de su entorno podrían hacer  igual de bien que ellas. Aunque quizás estas personas consideren que nadie lo hará mejor que ellas mismas.

Parece ser que, en general, a las mujeres les cuesta más delegar en las tareas del hogar. Mientras que a los hombres, lo que les supone un esfuerzo es delegar en las tareas relacionadas con el trabajo.

No delegar ninguna tarea se traduce en dedicar poco tiempo a uno mismo, y mucho tiempo a las obligaciones, con lo que disminuye la calidad de vida. 

En muchas casas de familia, es frecuente oír de boca, por lo general  de una mujer, algo así como “todo lo tengo que hacer yo, si no lo hago yo aquí nadie hace nada”. Claro que también es muy frecuente que cuando alguien intenta hacer algo, esa misma persona diga “quita quita, ya lo hago yo”.

Como te decía, hay muchas personas que a pesar de que se quejan por tener mucho que hacer, son incapaces de delegar ninguna tarea en los demás. Este exceso de responsabilidades hace que una persona se sobrecargue de cosas que hacer, y por tanto de malestar; cuando alguna de ellas las podría hacer otra persona. 

Por tanto, delegar consiste en permitirle a otra persona que se haga responsable de una tarea en nuestro lugar. Y eso nos quitaría algo de trabajo, además de dejarnos un poco de tiempo libre para dedicarlo a nosotros mismos, que es una actividad muy sana y recomendable.  

La habilidad para delegar en otras personas algunas tareas no es una característica de la personalidad, no es algo innato, con lo cual, se puede aprender y entrenar. Tiene la ventaja, como te decía,  de que nos puede ahorrar trabajo y tiempo: pero además de eso se consigue que las otras personas se responsabilicen y se sientan parte de un equipo que colabora, y se mejora la relación con ellas. 

Por qué hay personas que no pueden delegar tareas

Como para casi todas las cosas, no hay un único motivo que explique esto. Pero sí que hay algunos que son los más frecuentes, y son estos:

La necesidad de controlar

El más frecuente de todos los motivos es la sensación de pérdida de control. Cuando algo de lo que te sueles encargar tú, se lo dejas hacer a otra persona, sientes que ya no tienes el control sobre esa situación y esa tarea.

Las personas que son perfeccionistas prefieren hacerlo ellas mismas, a pesar de que estén muy cansadas, que dejar que otra persona lo haga. No soportan la sensación de haber perdido el control. 

El exceso de responsabilidad

Otro de los motivos que impiden a una persona delegar tareas es el exceso de responsabilidad que han asumido. Sienten que son ellas las únicas responsables de una serie de tareas, con lo que no dejan que otra persona asuma esa responsabilidad, que consideran que es exclusivamente suya.

La inflexibilidad

Y otro motivo habitual se da en las personas que son rígidas, es decir, en aquellas personas que consideran que si algo no se hace de la misma manera en que lo hacen ellas, no quedará tan bien hecho. Les cuesta asumir, que otra persona puede tener una manera diferente de hacer las cosas, pero que es tan válida como la suya. 

¿Te sientes identificado con alguno de estos motivos?

Cuáles son los beneficios de aprender a delegar.

Como te habrás imaginado, aprender a delegar algunas tareas puede tener algunos beneficios para ti, como son los siguientes. 

Evitar el cansancio

Delegar tareas te servirá para poder descansar un poco más por supuesto. Pero no sólo desde el punto de vista físico, emocionalmente también. Si te sientes sobrepasado de trabajo y  hasta estresado, la mejor opción siempre será delegar en otros lo que puedas. 

Mejorar el trabajo en equipo y la eficiencia

Delegar supone que el trabajo se hará en equipo, el equipo de la familia o el equipo de trabajo  por ejemplo, y eso termina por mejorar la relación entre todos los miembros. Ese es otro de los beneficios.

Además, da la posibilidad de hacer mayor cantidad de cosas con menos esfuerzo por parte de cada uno, y posiblemente en menos tiempo. 

Mejorar tu salud

Las personas que nunca delegan alguna de las tareas, las que no se desprenden de ninguna responsabilidad, terminan sintiendo un gran agotamiento físico. 

Cuando las responsabilidades de las que se hacen cargo son excesivas, llegan a presentar los síntomas típicos del estrés crónico, problemas de sueño, fatiga, dolores de cabeza, etc. 

A nivel psicológico pueden darse otros síntomas como son la ansiedad, la tristeza e incluso la depresión o la frustración. 

¿Cómo puedes aprender a delegar tareas?

¿Te sientes identificado con lo anterior y quisieras poder delegar pero te cuesta mucho? Ten en cuenta que esto puedes hacerlo tanto en casa con la familia, como en el trabajo si tienes empleados a tu cargo. Da igual el contexto, porque estas situaciones se pueden dar en los dos ámbitos. 

Delegar correctamente

Para dejar que otra persona se encargue de alguna tarea, es mejor que antes pienses en cuál de esas personas está mejor preparada para llevarla a cabo. 

Si quieres que alguien de la casa se encargue de hacer la compra, o de preparar algo para cenar, por ejemplo, tendrás que encargarlo a la que creas que lo hará mejor. Porque si no sabe hacerla y finalmente lo hace mal, encima tendrás tú que corregirlo, así que no te habrás ahorrado ningún trabajo. 

Lo mismo ocurre en el ámbito laboral. Encarga las tareas en función de quién crees que está mejor preparado para ella. 

Respeta a los responsables

Además, no olvides que la persona en la que has delegado no tiene por qué hacer las cosas de la misma manera en que las haces tú. Puede hacerlas de otra forma y hacerlas igual de bien. Así que relájate, y deja que la otra persona lo haga como prefiera.

Tampoco es buena idea que estés todo el tiempo vigilando cómo la otra persona hace lo que le encargaste que hiciera, de si ya lo ha hecho o no, o de qué manera lo está haciendo. Cuando haces esa vigilancia, el mensaje que le transmites a esa persona es que no te fías de ella. 

Delega a tiempo

Por otra parte, no repartas las tareas cuando ya estás sobrepasado y con mucha ansiedad. Mejor te acostumbras a hacerlo antes y con tiempo. Con tiempo por dos razones, la primera es porque así podrás evitarte sentir agobio. La segunda, porque de esa manera, la o las otras personas también podrán organizarse mejor.

Imagina, por ejemplo, que quieres que tu pareja pase por el súper y compre algunas cosas cuando salga de su trabajo. Si se lo dices por la mañana, tú ya te quitarás esa tarea de la cabeza, porque la has delegado y ya no es tuya. Y tu pareja podrá organizar mejor el recorrido que hará al salir del trabajo. 

Aprende a pedir las cosas

Aunque las tareas de una casa, por ejemplo, son responsabilidad de todos, recuerda que a la hora de delegar en alguien siempre sentará peor dar una orden, que decir algo así como “te importa ir haciendo… mientras yo…” o bien “qué tal si tú haces…  en lo que yo termino….” por ejemplo.   

Esto siempre funciona mejor que dar una orden de forma tajante, porque lo estarás planteando como una colaboración y no como una imposición. 

Tampoco estaría de más dar las gracias por esa colaboración, de esta forma, estarás reforzando una conducta que quieres que se repita y que se mantenga.

Rosa Armas

Colegiada T-1670. 

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